La evaluación tras finalizar la corta la gira de las Spice Girls que ha llevado a la banda a cruzarse Reino Unido a través de 14 multitudinarios shows, solo puede calificarse de rotundo éxito. Unas 700.000 personas que provenían de diversas latitudes del globo acudieron a presenciar la reunión de la formación picante, que, en esta ocasión, solo contaba con cuatro de ellas. La Spice Pija no quiso acompañar al resto de sus compañeras, desvinculándose de proyectos musicales desde las Olimpíadas de 2012, cuando su actuación supuso uno de los highlights de la ceremonia de clausura. Victoria Beckham ha hecho un tanto de shade a sus compañeras ya que, pese a mostrarles cierto apoyo a través de Instagram, no ha acudido a ninguna de las citas musicales, ni como invitada al escenario ni como espectadora. Como colofón final han llenado tres días consecutivos el estado de Wembley, en Londres, con una capacidad de 90.000 espectadores.
Aun así, las Spice Girls han demostrado tener un gran potencial de entretenimiento y animación como cuarteto. No era la primera vez que faltaba un miembro en funciones: Geri Halliwell abandonó la gira del año 98, sin mayor problema del drama de miles de niñas que fueron expulsadas de su grupo de amigas porque eran la quinta en discordia que se ponía la peluca roja.
El show, diseñado por y para exponer un revival de los 90s, con un escenario lleno de luces, mensajes y proyecciones, no defraudó a fans ni a acompañantes. Multitud de bailarines agrupados en 4 casas, relativas al estilo y look de cada una de las chicas (Ginger, con la bandera patria, Baby rositas por doquier, Sporty y Scary, salvaje y con colores felinos), daban pistoletazo de salida al concierto y acompañaban a sus jefas en todos los temas. Las 25 canciones que sonaron, en su mayoría hits (aún más en terreno patrio), incitaban al tarareo y canturreo constante, a la vez que salían las coreografías que muchos bailaban hace ya 20 años. Basándose en los tres discos de estudio que tienen (el último data de 2001) estructuraron un setlist con una duración de dos horas y cuarto que no dejaba indiferente a nadie (y no hablamos de querer ponerte dinamita en los oídos). Nunca se ha defendido que sean cantantes de alto potencial lírico: cumplen lo que se les pide y lo cumplen bastante bien. Y como seña de la casa, los vestuarios relacionados con sus apodos, donde abundaba la lentejuela, la lycra e incluso el tul, pasando por el leopardo y las telas elásticas deportivas, que hacían más reseñables los movimientos de baile.
Quizás el movimiento Spice Girls siempre sea tachado de algo que apesta a marketing y dinero fácil. Pero, bien es verdad, que en el año 96 inocularon en millones de jóvenes frases de empoderamiento femenino, de igualdad de sexos, equidad de capacidades personales, de resiliencia ante el que juzga y pretende machacar cómo te vistes o qué esencia eres, tienes o participas. Recordemos que en 1996, muchas personas nos sentíamos distintas por esto y pocas personas públicas teníamos de referentes con un I CAN, WE CAN por bandera.Y quizás por eso, el halo Spice Girls persiste, y, no nos engañemos, si sigue funcionando, con tantas personas subidas al carro, algo de inteligencia y talento tendrá detrás, ya sea tirando de nostalgia o tirando de la necesidad del presente de disfrutar una divertida noche invadida de pop-chicle.
¿Cuándo será la próxima reunión de las Chicas Picantes?