Pues hoy amables lectores, os vengo a hablar de la última obra de Carmen, de La Carmen, La MAURA!!! Que se llama “La Golondrina” y co-protagoniza con Félix Gómez. Hace un tiempo hablé de las maravillosas actrices que tenemos en este país y claro, no me podía perder la vuelta de Carmen a los teatros (que desde mi ignorancia, no sabía cuándo fue la última vez que los había pisado). Algunos estaréis de acuerdo a conmigo, otros pensaréis (si no lo hacéis ya) que soy un gañán. Pero bueno, yo creo que cuando buscas referencias de una obra o una serie o cualquier otra cosa, debes buscar al crítico que más acierte con tus gustos, no el mejor del mundo que tras leerlo no sabes si te ha descrito las instrucciones de una lavadora en japonés, la última exposición de arte moderno del MOMA o la película de superhéroes que te apetece ver.
«Cuando no sabes actuar, hazte crítico»
Ya iba avisado de antemano que iba a llorar, que les había tocado la fibra sensible a los que previamente la habían visto. Había intentado ir sin saber de qué iba la obra para intentar ir con la mente lo más neutra posible. Si es que se puede ir neutro cuando vas a ver a una de las actrices españolas con más renombre dentro y fuera de nuestras fronteras.
NOTA: Sorry si hay spoilers, por lo que si sigues vas por tu cuenta y riesgo.
Pues bien querid@s amiguit@s, sé que me vais a poner de vuelta y media, a parir básicamente, pero me da igual. La verdad que fue una GRAN decepción. Con una escenografía insulsa; un ritmo leeeeeento; un Féliz Gómez, que empezaba aterido hasta que se iba calentando y se salvaba por los pelos; pero, sobre todo, teníamos en mitad del escenario a una Maura que era plana, monocorde y completamente artificial. Me hizo gracia porque al principio de la obra usa algún chiste fácil para romper la tensión de una situación incómoda entre dos personajes, pero cuando llevaba tres cuartas partes de la obra y seguía haciendo lo mismo quedaba ridículo. Incluso hubo momentos que en vez de ver a Aurora, veía a Carmela (de la fantástica película «Ay Carmela») y cuando ves a otro personaje, mal vamos…
El tema, a nivel personal, me tocaba. En mi caso, me podías sentir identificado con Ramón (Féliz Gómez) y las reivindicaciones y/o ataques al colectivo LGTBIQ+. Y hasta ese punto es cierto, pero claro, cuando están explicando los argumentos para niños de 10 años o para señoras que viven en Serrano; que van a misa todos los días con sus abrigos y perlas y, miran con asco al pedigüeño que tienen al lado, pues como que se te hace cargante.
La obra es redundante, da muchas vueltas, intentando construir una escena final que se ve venir con mucha antelación; que es manipuladora; que es fácil; que es lo que se necesita para su “final feliz”. Y mira no, cuando soy consciente de estos giros fáciles, que están haciendo chantaje emocional yo me revuelvo y consiguen que me saquen de la escena. En mi defensa de insensible y borde, tengo que avisar que no fui solo al teatro; éramos 6 de los cuales 5 no derramamos ni una gota.
Eso sí, la mitad del público se levantó, todo el mundo aplaudiendo y yo dando gracias porque de los 115 min que había visto en una web que decía que duraba sólo habían pasado 95.
Ah! Y por favor, ¿No había una canción mejor? “La Golondrinaaaaaa». Por favor, ahorraos el tiempo y sobre todo, el dinero.
Pues has disipado las pocas ganas que tenía de ver esta obra.
Aunque no me creas me fío un poco de tu criterio. Pero no te acostumbres…
Un despropósito como para señoras setentonas votantes del PP que pasan la tarde tomando un sandwich de queso con tomate en el Rodilla y luego van al teatro. Una obra desfasada, rancia y paleta.
Lo que esta obra necesita es un galán de mi talla!
Y a este señor ¿quien lo ha traido?
¿La golondrina?
No! De la mía!