Estamos de celebraciones. Del Orgullo. De diversidad. Dentro y fuera de las calles… Dentro y fuera de los libros.
Hace unas semanas, en el blog de Daniel Fernández (buena gente, mejor escritor -aún estáis a tiempo de pillaros «La confabulación de Eros»– y encima guapo a rabiar – sorry chic@s, está casado-), se montó un poco de polémica a raíz de su «carta abierta» a Laura Gallego, escritora de género fantástico, en respuesta a si incluiría o no personajes LGTB en sus novelas:
<< Yo no lo descarto. Para nada. Pero, vamos, tampoco voy a ir a hacerlas a propósito. No voy a escribir una historia solamente para hablar de un tema en concreto. Lo principal es la historia. Si a raíz de esa historia ya aparecen otros temas, estupendo. Pero cuando tú escribes una historia solamente para denunciar una cosa, para hablar de un tema en concreto, no estás escribiendo una historia realmente, estás escribiendo un panfleto, no sé si me explico. Y esto no es bueno tampoco. Porque entonces pierde naturalidad. Los personajes pueden entrar de manera natural en la historia e integrarse o puede, no sé, parecer una cosa forzada. Y eso es peor incluso.>>
La respuesta de Daniel me pareció, en un primer momento, algo airada, pero después de reflexionar, creo que considerarla airada es parte de un primer juicio superficial, cuando el autor en ningún momento quiere polemizar porque sí. Respuesta ingeniosa, sin duda, irónica, puede, pero tan cargada de razón, que quién mejor que él para explicarlo:
<<Tus palabras son homófobas. La homofobia no se limita a la agresión física o verbal. Homofobia es todo comportamiento que denota discriminación hacia el colectivo LGTB. ¿Has proferido un insulto explícito? No directamente, pero muchos se han sentido -nos hemos sentido- si no ofendidos, sí un poco despreciados.
El problema no está en la aparente falta de intencionalidad por tu parte, sino lo que se deduce de tus palabras, que es ese pensamiento que, desafortunadamente, mucha gente comparte.
Lo normal es lo hetero.
Todo lo que se salga de ese canon es esa cosa forzada a la que haces alusión en tu malogrado discurso, lo que nos lleva a otra pregunta interesante: ¿estamos los escritores obligados a representar cada realidad social en nuestras obras?
Para mí, la respuesta es simple: no lo estamos. De la misma forma que yo no he incluído a ninguna persona transgénero o asexual en La confabulación de Eros, tú podrías haber estado durante toda tu carrera sin incluir a ningún personaje LGTB en tus historias y no habría pasado absolutamente nada.
Por eso vuelvo a lo mismo: el problema es el motivo que aduces.
Yo no he vendido ni de lejos tantos libros como tú, pero sé algo de teoría de la literatura y comprendo el complejo proceso de creación de los personajes. Lo que no entiendo son tus palabras cuando dices que los personajes tienen que entrar de manera natural en la historia o, de los contrario, quedaría algo forzado.
Verás, Laura, escribes género fantástico. Tus personajes son duendes, orcos y dragones. Me cuesta mucho trabajo creer que te resulte más familiar hablar de ellos que de dos personas del mismo sexo que estén enamoradas. O que follan.
En serio, no incluyas en tus historias a dos elfos maricones si no quieres, pero no me digas que la razón es que quedaría forzado porque te juro que me puede dar un aneurisma del ataque de risa que me puede entrar.
Por cierto, incluir un personaje LGTB no es hacer activismo por la causa. Que tampoco pasaría nada, te aseguro que la luchar por la igualdad y la dignidad de todas las personas es una bonita tarea. Pero no, te voy a explicar lo que significa realmente incluir un personaje LGTB en una historia.
Significa que incluyes un personaje LGTB en tu historia. Sin más.
Puede que tenga algún efecto secundario, como que una lectora muy joven lea una historia en la que un hada le da un beso a otro hada. Puede que esa chica joven que vive en un pueblo de Extremadura se sienta estupendamente al darse cuenta de que no está sola, que hay más gente como ella y que ser lesbiana no solo no es malo, sino que es maravilloso. Sin embargo, a efectos prácticos, en tu historia, ese personaje continuaría su viaje en busca de la Gema de Ragnarok, salvaría el mundo y no quedaría nada forzado.
¿A que no pasa nada?
De todas formas, que nadie te diga qué personajes incluir en tus futuras novelas, porque eso solo lo decides tú. Solo te pido que entiendas que tus palabras pueden haber sentado mal a muchos lectores tuyos.
¿Sabes por qué?
Porque estoy convencido de que ningún elfo ha comprado nunca un libro tuyo, pero más de un chico gay o una chica lesbiana ha sentido que su escritora favorita le hacía un poquito de menos.>>
http://www.daniel-fernandez.es/
Yo fui un chico gay de provincias, sin ningún referente positivo en su momento, sólo el gitano mariquita del pueblo que murió de sida, la locaza de carnavales y cuatro asesinos en serie de televisión. El tener otras figuras en las que verme reflejado e identificarme no habría estado mal. Por eso no puedo dejar de suscribir palabra por palabra el escrito de Daniel.
Yo también fui un chico gay de provincias sin referentes. No conozco nada de la obra de Laura gallego ni de la de Daniel Fernández. También soy autor, aunque no literario y no suelo usar personajes LGBT en mis obras. Sin ninguna razón concreta. No me apetece, me interesan más otras facetas de los personajes o simplemente me suda la punta del nabo lo que piense la gente que ve lo que hago. Me parece genial lo de la visibilidad y la inclusion y blabla. Pero joder, de un tiempo a esta parte, todo dios tiene la piel mas fina que el papel de fumar. No creo que ningún autor tenga que responder a las presiones de nadie para incluir o dejar de incluir cosas en lo que hace. Pero señores, que sentido tiene esto? otra cosa es que esta tía fuese abiertamente homófoba, pero la homofobia por omisión es un concepto bastante absurdo a mi entender. Y en ningún caso creo que deba haber un representante del colectivo en cada una de las cosas que la gente hace, al igual que no creo que deba haber un representante de cada minoría en todo lo que un autor hace, porque como bien dice esta tía, a veces no viene a cuento. Se le puede sacar punta a todo, pero por favor, nos estamos pasando de políticamente correctos, dejen a esta tía que escriba lo que le de la gana!
«homofobia por omisión» es una gran , grandísima expresión y grandísimo hallazgo.
Y por lo demás, estoy bastante de acuerdo en todo tu comentario. Si el creador de ficción no es libre para hacer su ficción, entonces no sé a que punto hemos llegado. Otra cosa es que se hiciera una recreación de, pongamos, Stonewall, y los protas fueran heteros. Eso sería falsear, pero la ficción…O es libre o no es nada, es un zurullo.