Hola a todos
Últimamente ando obsesionada con el tema de la educación y los micromachismos y Oriente, que me estoy planteando marcharme a recorrer la ruta de la seda, en plan Marco Polo pero durmiendo en hoteles buenos. Me levanto por la mañana y según estoy tomando la infusión ya me pongo de los nervios con este tema. Porque cada día estoy más convencida de que muchos de los problemas que tenemos las mujeres en estos días, que mira que nos están dando cera, vienen por generaciones y generaciones de mujeres subyugadas al hombre, y cuyo encarcelamiento no sólo permitimos, sino que además fomentamos. No hay nada peor que una mujer machista. No lo hay. Porque, queridas, quedarse en tetas en una iglesia es absolutamente antiestético y zafio, pero no es delito, te pongas como te pongas, y si no que se lo digan a las miles de turistas medio desnudas que entran en la Almudena en agosto. Esta última frase va dirigida a vosotras, sí, ya sabéis quienes sois.
Pues hete aquí que me encuentro yo con estos pensamientos en la cabeza y me encuentro con esta maravilla de fotos de un artículo de una revista que se llama Hint Magazine que me manda una amiga, de la tribu Miao de China. Disfrutad de las fotos y luego os sigo contando.
Los Miao son una tribu de aproximadamente ocho millones de habitantes (que aquí puede parecer una barbaridad, pero en China es nada y menos) que aglutina varias etnias, entre ellas los LongHorn. LongHorn se puede traducir como “cuernos largos” y hace referencia a los adornos de las mujeres en los días de fiesta. Esas pelucas que habéis visto en las fotos están hechas del pelo de varias generaciones de mujeres de la misma familia, y pasan de madres a hijas en una tradición maravillosa que tiene que ver con el culto a los antepasados. Cuando llegan a cierta edad, las mujeres se cortan el pelo y lo tejen junto al de sus progenitoras en un ritual que permite que la memoria siga pasando de generación en generación. Lamentablemente este ritual, y muchos otros, se han quedado como mero reclamo turístico, porque los Miao actuales son católicos, y han olvidado sus antiguas creencias en la reencarnación, el culto a los antepasados y los dioses tradicionales de su etnia.
Imagina llevar el pelo de todas tus antepasadas en la cabeza. La carga que supone, tanto física, porque no tiene pinta de ser ligerita la peluca, como emocional. ¿Bonito, verdad? Ahora imagina los dolores de cuello, la sensación de opresión, la imposibilidad de movimientos. Imaginad a las mujeres jirafa de África, o imaginaros a vosotras mismas hablando con vuestras hijas: eso no se hace, una señorita no se sienta así, tienes que ser una princesa. Los vestidos de princesa son preciosos, pero no sirven para correr cuando intentan violarte.
Pensad en ello, un beso enorme.
Mariasun
Postdata: si queréis saber más de los Miao, podéis ver este vídeo. Está subtitulado en inglés.
Acertadísimo post, Mariasun. Siempre he pensado que el peso de las tradiciones (con la brutalidad y la discriminación que muchas llevan aparejadas) puede ser una losa para que la sociedad siga avanzando. El catolicismo, con su prototipo de mujer procreadora, abnegada y dedicada en cuerpo y alma a su marido y sus hijos, ha hecho un flaco favor para la igualdad y la emancipación de las mujeres. Son muchos siglos de rémora que ahora hay que recuperar a marchas forzadas. Lástima que, en un país que ha estado 40 años dormido, gran parte de la población siga anclada en épocas pasadas y no quiera que nada cambie. Al final, se tendrán que conseguir los avances a golpe de escándalo y de airadas protestas, como ha hecho Rita Maestre.
Siempre se ha conseguido igual, Farrow. Parece que se nos olvida que si nuestra jornada laboral de ocho horas la conseguimos tras una huelga de 44 DIAS en 1919, que paralizó este país.
Qué grande!
¡Gracias guapo!
Preciosidad máxima!!
¡Un beso enorme, señor Dondón!
Los posts de Mariasun hacen que los nuestros se queden chiquiticos. ¡Qué granda, par favar!
Viva y Bravo, sra. Mariasun, qué grande.
Muy monas las orientales de los pelucones, muy mono lo de conservar los pelos de las antepasadas (¿Cómo lo conservan?), muy mono todo. Los aros de las mujeres jirafas son muy monos también. Y los «manolos» con tacones de 15 centímetros. Y los cojines en los riñones de las japonesas. Y los corsés que te ponen las tetas en bandeja de las compis de Rita von Teese. Y la cera caliente en las ingles y las axilas. Y el tirón de después. Y no sigo porque se me va el tiempo y el espacio. Muy mono todo. ¿A qué esperan los tíos a ponerse esos maravillosos adminículos que hacen la vida taaaaaan fácil? Vale, las plataformas imposibles y las alegrías de la cera ya se van acercando al mundo XY, pero algunas queremos más: Hombres jirafa, pero ya!!!! Que es mono…
Gracias por señalar con el dedo estas cosas tan educativas.
Con dios.
El micro o macromachismo cultural de este tipo, el que se ve cultural, pero cultural tocacoños, es una putada.
Sobre todo cuando además, se usa como reclamo turístico.