Carmina, ladina y divina

Hoy hace diez año y dos días que Carmina La Divina se bañó por última vez. ¿Qué por qué celebramos en Atroz con leche esta fecha? Porque somos así. Porque nos da la gana. Porque vamos a contracorriente y lo de celebrar las cifras redondas no va con nosotros. Y PORQUE ESTE FINDE ESTÁBAMOS OCUPADOS QUÉ COÑO.

Diez años de aquel resbalón, de ese traspiés en la que nos demostró que no, que por mucha mirada felina que tuviera, no caía siempre de pie. Que, aunque sean antihigiénicas, no hay nada mejor que una buena alfombrilla antideslizante en la bañera. Que si bebes, no conduzcas; y si vas a nadar, deja las pastillas en la orilla de la playa. Sí, ahí, al ladito del flotador y de la botella del tinto de verano…

Nunca me simpatizó del todo. Qué quieres que te diga, será el hábito de ursulina o qué, pero puestos a elegir modelos a imitar en el “¡Hola!”, me quedo con Pitita, su pelo cardado y las apariciones de la Virgen por inhalación de laca Nelly. Eso sí, era más natural que la Preysler, con ese estirajamiento que parece que va oliendo a pis de gato por donde pasa…
Pero sólo por dar a luz a ese peachodehombre que es Cayetano y por sus vídeos promocionales de Marrakech, mereció la pena que pasara por este mundo.

Carmina, si nos lees por ahí arriba, recuerdos de El Chuli, El Pai y El Cabra. Ah, y dile a Lola, Gracita y a Rocío que vayan ensayando el «Gracias por venir» para la nueva, por si acaso…