Por Impostorismo.
Vale, pues quería hablar de HIM, de verdad que sí. Me preparé para escribir algo intenso sobre ese rollo del deporte llevado al límite, músculos sudados, el cuerpo como un templo y todo ese rollo con Marlon Wayans dándolo todo como ese mentor medio loco que parece salido de una secta deportiva.
Pero, tío, no puedo. Porque ya está hecha esa película. En el 2016. Se llama The Neon Demon y, sin fliparlo, es la misma movida, pero mil veces mejor. Más cruda, más directa, más sin pelos en la lengua.
Mira, en HIM tienes a Cameron, un chavalazo con todo el potencial del mundo, lo meten en un retiro ultra elitista para que se convierta en la siguiente leyenda. En The Neon Demon está Jesse, una chica que entra en el mundo de la moda y es tan radiante que todo el mundo quiere devorarla. En las dos pelis, la belleza es ese puto faro que ilumina y quema al mismo tiempo, y que termina siendo una condena. Pero mientras HIM juega al misterio, al “te lo voy a contar pero solo un poquito”, The Neon Demon va a saco y te enseña la mierda, la sangre y la locura sin pedir permiso.
Hablando de personajes, Elsie en HIM es ese tipo de figura que perfectamente podría estar en The Neon Demon: fría, calculadora, y con un aura peligrosa que te hace dudar si está aliada contigo o si va a clavarte un puñal en cualquier momento. Tiene ese toque inquietante de influencer o modelo que vive en un mundo donde la belleza no solo es poder, sino también arma y prisión. Es un claro ejemplo de cómo HIM intenta rozar esa intensidad, pero sin llegar a hundirse del todo en la oscuridad que The Neon Demon abraza sin miedo.
Marlon Wayans pone toda la carne en el asador, sí, se nota que le pone ganas y que quiere que creas que ese personaje es un tipo roto, un gurú del dolor y el sacrificio. Pero no lo dejan explotar, todo está demasiado controlado, demasiado limpio. En cambio, Elle Fanning en The Neon Demon es puro caos en estado puro, una mezcla de inocencia y veneno que no sabes si te va a matar o enamorar. Y eso mola, porque te hace sentir incómodo, te remueve por dentro.
La película HIM tiene esa vibra de thriller deportivo con un toque raro, un poco sobrenatural, pero se queda ahí, en la superficie, sin lanzarse del todo. Mientras que The Neon Demon se zambulle de cabeza en el horror, en lo macabro, en lo que da miedo de verdad. No te cuenta cuentos para no asustarte, te lo escupe en la cara.
Así que, al final, HIM es guay, tiene sus momentos, la actuación de Marlon es lo mejor, y visualmente está chula. Pero le falta algo, ese toque salvaje que hace que una película se quede contigo. The Neon Demon no tiene filtros, no quiere caer bien, solo quiere hacerte sentir esa incomodidad que no puedes quitarte.
En resumen, quería hablar de HIM, pero al final terminé hablando de The Neon Demon, porque aunque HIM intenta construir un final épico en el campo de juego, con todo ese dramatismo y tensión, se queda en algo demasiado controlado, como si te mostraran el combate pero sin dejarte sentir el dolor de verdad. The Neon Demon, en cambio, no se anda con medias tintas: te mete en lo más oscuro, te hace incómodo, te enfrenta con la brutalidad real detrás de la belleza y la obsesión. Y eso, campeón, es como ese último pase perfecto que cambia el partido.

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