Las realidades de Fabián Cháirez

Hace tiempo que venía buscando espacio y tiempo para hablaros de uno de los artistas plásticos y activista LGTBIQ que más me han gustado en los últimos años.

Nació en Tuxtla Gutiérrez, capital del estado de Chiapas de los Estados Unidos Mexicanos, hace apenas 36 años, y lleva siendo un artista maldito, a la par que consagrado, desde mediados de la década pasada.

La primera obra suya que vi presentaba unos clérigos lamiendo con avidez las gotas de cera de un inmenso cirio pascual encendido, y me giró la cabeza porque uno de los calificativos que les dedico a los fundamentalistas cristianos practicantes -beatos de toda la vida- es precisamente la palabra ‘lamecirios’. Me gustó tanto que, desde entonces, la tengo como foto de portada en algunas de mis Redes Sociales.

La Venida del Señor

El caso es que encontré esa imagen por casualidad, sin saber más y, hasta que no descubrí Google Lens, no conocí su título: «La venida del señor» ni a su autor.  Desde ese instante caí rendido.

Os preguntaréis ¿de quién demonios estoy hablando? Pues de Fabián Cháirez.

Cuando miro su obra, que es muy extensa, variopinta, y de una calidad impresionante, me vienen a la cabeza palabras como polémica, iconoclastia, irreverencia, audacia, carácter e incluso temeridad.

Temeridad, sí, porque todos conocemos de sobra la fuerza que la mitología, la religión y la tradición tienen en su país de nacimiento, que es donde desarrolla su obra. Por poner un ejemplo, aparte de sus referencias hacia la iglesia, en su tierra hay pocos personajes tan venerados como Emiliano Zapata, El Caudillo del Sur.  Pues la representación del personaje histórico a manos de Cháirez, en un pequeño cuadro llamado «La Revolución» casi provocó un levantamiento popular contra su exposición en el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México.

Y ¿por qué sucedió tal cosa? Pues porque se le ocurrió representar al héroe popular, el Bien Macho, desnudo, con una cinta de la bandera de México en el brazo, un sombrero de brocado rosa y con unos tacones en forma de revolver, montando a pelo sobre un caballo blanco con el pene erecto y mostrando un gesto afectadísimo, próximo al orgasmo.

La Revolución

¡¡¡Újule!!! Semejante atrevimiento cayó como agua hirviendo sobre la multitud que venera al héroe revolucionario a pesar del tiempo transcurrido, e impulsó una algarada sin precedentes tanto a favor como en contra de dicha obra en medios, en redes, e incluso físicamente ante las puertas del Palacio de las Bellas Artes.  El propio Cháirez intervino para tratar de atenuar el tumulto aunque no queda claro si lo que pretendió fue remover más el avispero.

 

Por supuesto no retiró la obra de la exposición, y ha permanecido alli hasta hace un par de años, cuando Tatxo Benet la adquiró para inlcuirla en su increíble colección de arte prohibido que se puede visitar en el museo del mismo nombre en Barcelona.

Bien. Una vez hecha la introducción, quiero hacer hincapié en la serie que me llevó hasta él, de la que estoy profundamente enamorado.  Me refiero a la que gira en torno a la iconografía cristiana y que cuenta con obras absolutamente tremendas como “La anunciación”, “Eucaristía”, “La venida del Señor”, que ya os presenté más arriba. “La inmaculada”, “Agnus Dei” o “Carmelitas”  entre muchas más, y que pude visitar en la exposición «Las plumas ardiendo al vuelo» que se presentó en La Neomudéjar hace unos meses.

Tiene un estilo muy personal y bebe claramente de los clásicos. Según mi impresión, estas escenas de todo lo carnal, mundano y, por supuesto, herético que se esconden tras los ritos y mitos de la cristiandad más rancia, han sido representadas entre las explosiones de color de Caravaggio y la fuerza de Velázquez, roneando con el estilo prerrafaelita.

Eucaristía

Pero no me voy a poner exquisito ni pedante con análisis milimétricos.  Lo que importa es cómo te quedas delante de estas obras de gran formato, pues la mayoría son a tamaño natural.  En mi caso, hacía mucho tiempo que no me plantaba delante de un cuadro durante un tiempo indeterminado, siguiendo cada figura y detalle tras cada pincelada.

La Anunciación

Y esta es sólo una de sus series o colecciones.  Si miráis un poco su extensísisma obra, veréis que no deja ‘mito’ sin derribar, empezando por los héroes y terminando por otro de los temas intocables: el fútbol….

Saturno devorando a su hijo

En el universo de Cháirez no se libra nada, toma todo tipo de escenarios, de temática y la traslada al activismo LGTBIQ de una forma totalmente maravillosa.  Desde luego recomiendo visitar cualquier exposición en la que participe, no os va a defraudar.

Estoy deseando ver de nuevo algo de Cháirez y seguro que vosotres, tras leer estas cuatro palabras y ver un retazo de su obra, tambien.

Podeís seguirle en redes sociales, donde veréis que está entrando en las tres dimensiones con esculturas que auguran infartos,  así como en su página oficial.  A mi me resulta del todo perturbador.

 

 

 

 

 

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