Con la excusa del estreno de la última película de Martin Scorsese, «Los asesinos de la luna», que se apunta a la moda de largo-metrajes de tres horas o más, (y los que la han visto dicen que son de las que merecen la pena,-veremos…-), recuperamos una joya del responsable de «Toro Salvaje»; por apuntar una de sus 4 ó 5 obras excelsas, que conviene resucitar. Se trata de «Alicia ya no vive aquí» (1974), una joya de melodrama donde se echa por tierra el «sueño americano» en base a un marcado feminismo nada autocomplaciente y mucho menos edulcorado.
Todo marcado bajo el peso en un rostro que llega al alma de una Elen Burstyn apoteósica. Merecido Oscar para su papel, en un año donde la película rivalizaba con la segunda parte de «El Padrino». Aquí no hay telenovela. En manos de Scorsese todo es una bofetada donde más duele: en la conciencia. Muy bien narrada (a modo de sencilla «road movie»), una mujer se encuentra con la pérdida de su marido y con el petardo de su hijo se lanza a buscar trabajo.
En el camino tiene «la suerte» de encontrarse con Harvey Keitel, dos años antes de «Taxi Driver», en uno de sus papeles de falso macho y peor sinvergüenza. Después, para rematar el nivel, otros secundarios de lujo. Diane Ladd, que cada vez que aparece en escena la cubre de gloria. Y un Kris Kristofferson que le da el punto «country-redentor» a la historia de amor. Merecido aplauso para la nota cómica, que la ofrece una camarera torpe pero entrañable (Vera, en la película). Por ahí podemos ver, también, a una irreconocible Jodie Foster. Como pueden observar, con este plantel de amigos no podía salir nada malo. Todo está su sitio y como debe estar. De esas películas olvidadas de los grandes directores, (como ocurre en «Pero,¿quién mató a Harry?» de Hitchcock, por poner un ejemplo), de obligada recomendación.