María. Simplemente María, era una radionovela imprescindible en aquellas tardes que se pasaban pelando habas en la mesa camilla, al calor del brasero y al son del transistor en los finales de la dictadura, cuando se respiraba una mezcla de incertidumbre y ganas de salir a la calle bailando ante el cercano fin de aquel horror. Pero no sólo sonaba aquella María tan famosa, sino que había otra montando el taco. Una María que no tenía absolutamente nada de simple.
María Jiménez Gallego era una sevillana trianera, de la Calle Betis, con un cuarto de sangre gitana, que irrumpió en el estrellato de esos años tumultuosos subiéndose a los tablaos de su ciudad. Rumbera de las buenas pero capaz de la mejor de las bulerías y con una presencia rompedora. María enseguida relumbró en el firmamento nacional e hizo las delicias de aquel público masculino de tabaco negro y vino Savin, deseoso de ver carnes generosas y actitudes descaradas en escenarios y televisores.
Rápidamente las malas lenguas se encargaron de señalarla por ser madre soltera. Pregonaban que si venía de fregar escaleras, que si fue prostituta y esa primera hija fue fruto de la calle, que si La Pipa era su nombre de guerra y tal, pero esas cosas a ella le traían sin cuidado. Vamos: que le sudaba mucho el apodo peludo (muy peludo) lo que fueran diciendo, y así durante toda su vida.
Lanzó su primer disco en 1975 con ese nombre: María La Pipa -seguramente para chotarse en la cara de sus enemigos- donde se mezclaban ranciamente la copla y la canción ligera. Un año mas tarde presentó el segundo disco con su nombre definitivo María Jiménez y ya en 1978, con la democracia en marcha, lo hizo todo polvo con su demoledor Se Acabó. María estaba aquí para quedarse y comerse el mundo.
Su imagen era impresionante: melena de fiera, actitud sensual y provocadora, generosa de carnes y formas, descarada e insolente, de lengua incisiva y directa como el rayo, risa fácil y un cantar que embelesaba. Sus actuaciones fueron tan sonadas que revistas como “El Jueves” y “Sal y Pimienta” le dedicaban portadas con caricaturas bastante explicitas. Ella nunca trató de suavizar los escándalos que causaban sus apariciones en público y no tenia ningún tipo de freno a la hora de expresarse en los medios. Protagonizó desnudos en Interviú y, desde luego, no dejaba a nadie impasible.
En su larga carrera publicó 18 álbumes, la mayoría en solitario y cargados de hits. Participó en varias películas y en bastantes programas de tv. Una vez separada definitivamente de su famoso marido maltratador escribió un libro de memorias llamado «Calla, Canalla» donde se descargó bien a gusto.
Nos quedará siempre su espíritu bravo y luchador que enfrentó la muerte de su hija, 22 años de matrimonio espantoso, el látigo de los medios y un cáncer de mama. En 2019 estuvo a punto de irse tras varias semanas en coma, pero salió adelante una vez mas. Incombustible, guerrera hasta el final.
Su hijo decía «tranquilos, la rubia saldrá de esta seguro» pero esta vez no ha podido ser.
Vuela, Maria, y llena de color nuestras vidas con tus plumas de pavo real.