Sí, ya lo sé, el título está cogido por los pelos. Hoy es uno de esos días que no tiene mucho de interesante, más allá de las zarandajas políticas y deportivas de todos los días, y la noticia de la muerte de Carmen Sevilla pues nos ha pillado de sorpresa a todos.
¿Qué recordáis de Carmen Sevilla?
Yo, sobre todo, el telecupón. Carmen inventó, o inventaron para ella, un concepto que con posterioridad ha sido usado hasta el aburrimiento, como por ejemplo por ella, y por ella, y por ella: el de presentador parodia. Todos esperábamos sus chascarrillos, y rezábamos porque no tirara del estrado a una de las azafatas de un caderazo. Los de mi edad somos de los de la generación que vio nacer la convergencia entre la realidad virtual y la realidad de verdad con Hugo. Y allí estaba ella, con sus zapatillas de felpa y sus ovejitas. Es muy jodido que te recuerden más por tus equivocaciones en la televisión que por tus cuarenta películas.
Hablando de películas, confieso que no he visto ninguna. O si las he visto no las recuerdo. Los géneros, la comedia racial y el destape después, no me llaman la atención. Tampoco recuerdo haberla visto en “Cine de Barrio”, como tampoco recuerdo haber visto a Parada antes o a Doña Concha después. Definitivamente no era algo que a nuestra generación le interesara. Los fans de Carmen Sevilla están olvidados hace mucho tiempo. Carmen Sevilla era como esa típica prima de tu abuela, solterona, que era graciosa en las comidas familiares porque se achispaba, pero que solo aparecía para bodas, comuniones y bautizos.
El olvido
Hay algo que me toca personalmente de todo esto. La muerte por olvido. Solo espero que Carmen se quedase en esa época en que las calles se paraban cuando ella pasaba, que muriese feliz, sabiéndose querida por la audiencia. Es lo único que le pido a la muerte, que me deje morir feliz.
Descanse en paz. No soy capaz de comparar su enfermedad con las de otras personas que nos abandonan pero ha tenido una de las más lentas y agónicas.
Seguramente sus seres queridos lo hayan pasado muy mal pero, por experiencia, les diría que con el maldito Alzheimer se va haciendo el duelo por la perdida en vida. La muerte ya se hace más leve.
Familia Phillips, familia Philíz
Decid conmigo, sentrañas, que sí….
Hace tiempo que dejaste un vacío muy grande, pero ahora te podemos ver brillar en el cielo junto a tus compañeras de vida y arte (excepto Na.zi Mistral, esa no brillará nunca como las demás)
Inexorablemente esto había de pasar, aunque televisiva mente ya llevábamos años de Luto. Me imagino su llegada al cielo, en zapatillas de andar por casa preguntando ¿Y yo por donde me meto, chiquillo? Y San Pedro contestando aquello de : “Aquí Carmennn”
D.E.P
Yo propondría homenajear y recordar a Carmen Sevilla viendo las (arriesgadas, originales) pelis que hizo con Eloy de la Iglesia. «Nadie oyó gritar» y «El techo de cristal». Esta última, además, contaba con un póster de ella desnuda abrazando un gato que fue un escandalazo en la época.