De telebasura y superioridad moral

Por sorpresa Telecinco cancela Sálvame y la palabra telebasura ha aparecido en redes y medios con una unanimidad que me flipa.  No seré yo quién niegue el montón de defectos del formato y la cantidad de veces que rebasaron todos los límites provocando escenas bochornosas que se quedarán para siempre en la historia televisiva de este país.

Sin embargo, yo a Sálvame le reconoceré lo que más valoro en un medio de comunicación,  una obra artística, una persona o una actitud: la honestidad. El programa no engaña, nunca ha ido de otra cosa que no fuera entretener aunque para hacerlo use técnicas más que cuestonables,  pero al menos quién se pone delante de Telecinco por la tarde sabe lo que va a ver e incluso los colaboradores que durante años han sido mordidos, fagocitados y amortizados sabían donde se metían. Es posible que a muchos de ellos los hayan humillado, liado, engañado y torturado psicológicamente, pero son mayores de edad que cobran un buen pastizal y firman contrato de manera voluntaria. Pero nunca, nunca dijeron que fueran «informativos» ni tuvieron como eslogan «más periodismo» ni se hicieron propietarios de la verdad como otros programas o medios enarbolan mientras disparan mierda manipuladora sin fin.

Yo es que tiendo a tratar a la gente como adulta y aunque hay mucho tonto por ahí, quiero creer que la mayoría de la gente tiene cabeza y aún así…Sé que escribiendo este post me ganaré muchas críticas y me suda un poco el coño, la verdad, porque estoy hasta el idem de los íntegros de la moral, esos defensores del buen gusto que distinguen entre baja y alta cultura y juzgan a la gente según sus gustos, ocios y aficiones.  Así que lo diré rápido y de sopetón para que duela menos: yo veo Sálvame.

 

 

Y ojo, soy capaz de ver Sálvame y también The withe lotus. No se me caen los anillos si despues de verlo me pongo a leer el último libro de Sara Mesa, por poner un ejemplo. Porque como en la gastronomía, en la variedad está el gusto y hoy me puede apatecer una hamburguesa grasienta y mañana unas esferas caramelizadas de bogavante. Ni lo veo todos los días, ni soy capaz de aguantar más de una hora, ni me puedo considerar fan, ni me di cuenta de su rollo hasta que llegó la pandemia y tuve horas vespertinas en casa para echarle un ojo a la tele. Así que aunque de manera muy tardía me siento capacitado para opinar porque he visto lo suficiente, siendo yo antes de los que juzgaba Sálvame como telebasura (la dichosa palabra)  y hacía una mueca de asco si alguien lo nombraba.

Un desprecio realizado sin haber visto más de diez minutos seguidos en mi vida, vídeos de internet o noticias alrededor del programita que, siguiendo la estela de Tómbola, convirtió la televisión de la tarde en un culebrón en directo lleno de gritos y tramas interminables. Para Telecinco era mucho más rentable y daba más audiencia tener a siete colaboradores a los que hacía protagonistas de las distintas tramas, personajes que se caracterizaban por tener un pasado y un presente a los que sacarle trapos sucios o lo que es lo mismo: «daban juego».

Héroes y villanos que a veces intercambiaban sus papeles pero siempre eran bien reconocibles por una audiencia que, aunque llevara varios días sin ver el programa, sabía que al enchufar la tele tardaría muy poco en engancharse al nuevo giro argumental. Porque hay que reconocer que como espectáculo televisivo en directo era imbatible, con un Jorge Javier muy criticado siempre pero nadie negará que ha sido el mejor maestro de ceremonias de un circo de tres pistas lleno de fieras que sabía manejar como nadie repartiendo tiempos. El manejo del sensacionalismo, la intriga y el suspense durante cuantro horas ha sido otro de los grandes secretos de una fórmula que, visto el bajón de audiencia, se ha agotado porque en la tele nada es eterno. En realidad la cancelación de Sálvame es un aviso para las televisiones generalistas que ante la irrupción de las plataformas deben reinventarse o quedarán convertidas en el residuo de un pasado que miraremos con nostalgia y sarcasmo.

 

 

Pero dejando atrás esta defensa de un formato en la convicción de que cada cual puede ver lo que quiera, aclaro que yo nunca haría un programa así si estuviera en mi mano como tampoco nunca participaría si fuera parte implicada de algún affaire. Además, en el momento en que no me gusta cambio de canal y sospecho que todo el mundo puede hacerlo. Si Kiko Hernandez suelta una de sus monsergas con moralina casposa y nauseabunda, cambio de canal. Si acosan a alguien hasta el delito, cambio de canal. Tan fácil como eso…¡¡Anda que no hay oferta ahora para ver lo que te salga del papo!!

Pero todo este rollaco que acabo de soltar viene a que me da la impresiòn de que desviamos la atención de la verdadera telebasura. De hecho en este país hay mucho mediobasura que se atreve a dar lecciones morales y este títular de El Mundo (¡El periódico El Mundo, señoras!) es la demostración de lo que digo.

 

Tantas veces han pillado a El Mundo echando mentiras que ese periodicucho llame telebasura a otros da la risa y seguramente el más sangrante se relacionaba con el 11M y la teoría de la conspiración que precisamente nació en la redacción de ese medio que ahora llama telebasura a los demás ¿Qué será lo siguiente? ¿Losantos clamando por un periodismo digno? ¿Vicente Vallés reclamando que los medios no se escoren ideológicamente? ¿Ana Rosa pidiendo que las tertulias políticas sean equilibradas? ¿Eduardo Inda promoviendo que no se haga noticia de bulos? Unas preguntas que al responderse dejan en muy mal lugar a estos supuestos guardianes de la moral y la limpieza periodistica. En especial hay que darle un repasito a la señora Ana Rosa, que cuesta abajo  y sin frenos ha decidido autoproclamarse portavoza de la derecha más rancia con la autoridad moral que le da el que la pillaran con un plagio que ahora todo el mundo parece olvidar. Porque cosas como ETA en los mítines de 2023 no hay que olvidarlas nunca aunque lleven veinte años sin asesinar, pero ella se pone delante de las cámaras como si su curriculum estuviera limpio como una pátena y va a ser que no.

 

 

La tipa tiene una colección de trolas tan enorme que es mejor recopilar algunas en un vídeo y que no se nos olvide la ética de semejante tiparraca.

 

 

PaviSosa no es tonta y sabe que por mucho fango que le llegue hasta las orejas, la derecha de este país sabe agradecer los servicios prestados.  De ahí que no enteramos de que productora de la plagiadora había cobrado unos 200000 euros en subvenciones por parte te la comunidad de Madrid, lo que explica que Ayuso salga tantas veces en el programa que ya parece que está en el salón de su casa.

 

Todo esto sería una información televisiva si en los últimos días no nos hubiésemos enterado que el cambio de programación en Telecinco esconde algo más, es una operación mediatico-política impulsada por Berlusconi con Borja Prado (el nuevo jefe de la cadena) moviendo los hilos hacia la derecha más casposa. De hecho justo ahora corre el riesgo de ser imputado en Francia por darle unos cuantos milloncejos , por eso no extraña que estuviera cenando con Aznar y Sarkozy como si tal cosa.

 

 

La intención es derrocar al actual gobierno de izquierdas para que el gobierno saliente de derechas tenga vía libre y así comprar al único grupo que queda en este país con tintes de centro (porque lo de izquierdas es muy discutible) y que todos conocemos como PRISA, incluyendo a El País o la cadena Ser. Tienes el resumen aquí.. Con todos estos mimbres que apestan, como comprenderás todavía me he hecho más defensor de Salvame, un programa que es posible que en breve echemos muchísimo de menos viendo lo que se nos viene encima. Así que recordemos como María Jiménez resumió el curriculum de Ana Rosa que a este paso va a ser nuestro única posiblidad de venganza.

7 comentarios en “De telebasura y superioridad moral”

  1. Yo no veo Sálvame porque jamás me gustó ese formato, que me parece insufrible y absolutamente cruel.
    Tampoco veía Tómbola ni el Tomate. Pero si lo he tenido que soportar porque en casa de mi madre y de mis suegros (años ha) lo tenían siempre puesto a todo volumen.
    Te doy la razón en una cosa, pese a los colaboradores, claramente derechoides y ayusers algunos, no se producían las derivas políticas que estamos viviendo actualmente. La operación Ana Rosa está servida y apesta de tal modo que espero asfixie definitivamente a la cadena que nos ocupa.

  2. No sé si en este caso «más vale malo conocido…» Comparto la experiencia de DMalignus. Durante años, mi madre, en su demencia lo seguía a todo volumen (cuando yo lo veía, la situación de mi madre no me parecía tan pallá en comparación con la de los periodistas). El debate de la telebasura se ha propagado esta semana hasta en los podcasts (Saldremos mejores 2×29) y es de hace mucho tiempo. También era telebasura el Pelícano, El Mississippi, o los telesucesos, así como la telerrealidad más cutre. Pero no acabará con la franquicia Sálvame. Se transformará en otro contenido. Sálvame podrá presumir de ciertos méritos, a pesar de sus defectos. Ya se han citado aquí y en otros medios.
    En cuanto al sustituto, también representa el fin de la Fabrica de la tele como producción en T5 y la hegemonía de UnicornTV (la productora de Ana Rosa), el cambio del modelo televisivo en T5 y la notable influencia de ciertos ascendentes políticos en Fuencarral. No es muy sensato criticar una cosa sin haberla visto, pero si extrapolamos (gracias Fangoria) los resultados de la franja de mañana a un programa de tardes…mirad, estoy considerando seriamente desterrar a T5 de mi dial de canales como cuando bloqueo a un impresentable del grindr (de esos tengo docenas…) Un saludo.

  3. No era yo muy fan de Sálvame pero sí que me parecía que era un programa que no engañaba a nadie. Me temo que pasamos de Guatemala a Guatepeor y que con ese programa no pasaba nada hasta que decidieron meterse en política. Muy triste todo.

  4. En cuanto al tema de la guerra mediática contra el partido socialista. La referencia que nos mencionas en el artículo sólo se remite a la actuación de Mediaset. En este juego envenenado la acción de PRISA es también muy complicada. Actualmente está controlada por Joseph Oughourlian que tiene participación en Vivendi (la matriz de canal+). Por un lado mantiene un contacto con las cúpulas socialistas para evitar críticas y desgaste a Pedro Sánchez desde estos medios, pero por otro lado la acción de Vivendi en Francia es conservadora. Ha conseguido que Telefónica abandone PRISA (y que su participación sea adquirida por otra empresa controlada por el propio Joseph Oughourlian). Sé desde hace meses que PRISA TV está reestructurándose para volver a tomar la iniciativa (Fran Llorente fue uno de los activos adquiridos para este fin, cuando salió rebotado de la pésima gestión del último director de RTVE) y se supone que uno de los lastres que lo impedían era la joint venture entre Telefónica y PRISA. Una vez desligada Telefónica de PRISA como generadora de contenidos, quizás PRISA sí pueda expandir la oferta de canales digitales que hay en Francia…pero…¿con qué sesgo? Joseph Oughourlian por un lado vendría a poner los huevos en varias cestas: por un lado en la izquierda (como ocurrió con la PRISA de Polanco) y por otro en el de los contenidos de centro derecha. Los movimientos desde PSOE vendrían a proteger la venta de PRISA a Mediaset, pero tampoco asegurarían a largo plazo la orientación política del grupo.
    Perdón por el rollazo.

    1. Amiga, siento decirte que nosotras vamos a seguir por aquí mucho tiempo y que tú seguirás entrando aquí con espumarajos en la boca y la cruz gamada en el culo para rabia tuya. Y no te vamos a desear una enfermedad grave para la que tengas que hacer dos años de espera porque eso no se lo deseamos ni a nuestros peores enemigos, pero si eres de Madrid, todo se andará…
      Y sí, que nos manden a tomar porculo NOS ENCANTA.

  5. Pingback: Mira Kiko, así no - Atroz con leche

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