El pequeño tesoro de los Exvotos Mexicanos visita Madrid

La semana pasada acudí a la presentación de un libro que reseñamos hace unos días en compañía de un buen amigo quien, además de escritor, tambien es colaborador eventual en nuestro espacio: Antonio Heras.  Allí estábamos los dos, en plan mesa camilla, cotorreando de esto y aquello en un sofá mientras comenzaba el evento, cuando me comentó la existencia de la maravilla que os traigo hoy: los retablitos mexicanos, tambien llamados exvotos, aunque libres de las connotaciones macabras que esos objetos tienen para la cultura religiosa ibéricaMe explico, no se trata de esas manos, piernas, cabezas ni otras representaciones espeluznantes de órganos humanos, hechos de cera, que se colgaban cerca de los altares de las iglesias en símbolo de súplica ante una desgracia, o de gratitud por haber curado el mal de sus oferentes. 

Consisten básicamente en unas pinturas de pequeño formato muy sencillas, casi infantiles, aunque iluminadas con los colores y simbologías tan propios de su cultura. En ellas se representan escenas de ruego unas veces y de agradecimiento en otras, al santoral católico de aquellas tierras por acontecimientos que ellos mismos llaman milagritos.

Como me extrañaba que en esta redacción hubiéramos pasado por alto semejante hallazgo, me puse a buscar en nuestros archivos y resulta que nuestra avezada redactora Flor de Pavimento escribió unas líneas hablando de todo esto tal que así en 2016, pero yo me he atrevido a reflotar el asunto de nuevo porque resulta que los vamos a poder ver en Madrid.

Dejando aparte lo exótico y kitsch, si observamos bien los contenidos de estas pinturas nos encontramos con escenas como la que se representa en un exvoto donde un hombre aparece apoyado de espaldas en la pared de un callejón, tomando por las manos a otro hombre en actitud afectiva y, sobre ellos, la imagen de una virgen. A simple vista no parece más que un dibujo infantil, pero si prestamos atención a la leyenda del retablito, aparece lo realmente extraordinario:

A escondidas
en un callejón
me encuentro
con Juan.
Cuídanos, Virgencita.
Saúl, 1971

¿Cómo? ¿Dos hombres pidiendo protección a la virgen para su amor, en México y en 1971? Utilizando palabras del propio Antonio me voló la cabeza y le pedí mas información.  Me pasó la entrada de su blog donde habla de todo esto y, como es natural, no he podido resistirme a buscar más referencias sobre este fenómeno.

Emmanuel Espintla

En su texto, Antonio menciona distintos exvotos claramente LGTBIQA y habla de un artista llamado Emmanuel Espintla que hace retablitos de estos entre otras cosas y fue él mismo quien terminó de aclarar en qué consisten esta clase de pinturas.  Cito de nuevo el blog de Antonio:

«Son pinturas al óleo sobre lámina de metal principalmente que se elaboran para agradecer y dejar constancia visual y escrita de los milagros de Dios a través de sus santos. Fueron ampliamente difundidos y elaborados en México entre los siglos XIX y XX; hoy día existen pocos ‘retablistas’ (así se denomina a la persona que pinta exvotos), pues la fotografía poco a poco los desplazó, al grado que ese oficio es ya muy poco común. Estos retablos son encargados por las personas que han recibido un milagro, quienes le cuentan y piden al retablero que les pinte su milagrito. Él será el encargado de hacer el exvoto y, una vez entregado la familia, decide si conserva la pintura o llevarla a la iglesia donde se encuentra la imagen del santo que concedió el milagro»

Atentos a la leyenda:

«Marlene Martinez le dedica este retablo al Sr. de la Columna por permitir esta relación con Verónica E. pues por temor a la crítica no aceptava que soy marimacha pero tu me diste el valor para ser feliz. México a 5 de mallo de 1980»

Me quedé completamente estupefactado por la ternura y el amor que envuelven cada retablo.  Pero claro, lo sorprendente -y en cierto modo abyecto- de todo este asunto es la mezcla con la religión: que inmiscuyan a la iglesia católica, institución omnipresente que lleva persiguiendo y asesinando por dos milenios a las personas que ahora nos consideramos LGTBIQA. Es paradójico que pidan intercesión o den gracias de una manera tan abnegada sobre algo que la entidad rechaza airadamente de cara a la galería, y que esto suceda incluso en nuestros días. Y digo abyecto por la repugnante intromisión que esa institución religiosa hizo, hace y hará en las vidas de tantas personas. No sigo por aquí, que me enciclono….

Brokeback Mountain en Chihuahua. Me quedo muerta…..

Pero bueno, el trasfondo de estos exvotos es claro: expresar gratitud por haber alcanzado el amor, y eso es lo que debe prevalecer aunque la institución se apodere indirectamente de eso tambien.

Emmanuel explica la naturaleza de estas pinturas en el blog de Antonio:

«Debemos de tener en cuenta que la gran mayoría de los exvotos fueron realizados por personas que no tenían una preparación académica en el campo de las bellas artes; en su primitiva impronta radica todo su encanto. La perspectiva, la armonía y el uso del color, son más una manifestación de la emoción y la psicología del retablista que una pintura formal y así debemos verlos y valorarlos. De dichos patrones degeneró una estética particular, de ahí también que se les catalogue más como una artesanía o souvenir. Otro tema que quería comentar es que los exvotos también pueden ser documentos donde se puede estudiar el lenguaje y su evolución. En muchas de las cartelas uno descubre palabras que ya están en des uso u olvidadas, Y una forma un poco romántica del empleo del lenguaje».

El caso es que estas pequeñas obras de arte tienen un maravilloso trasfondo afectivo y eso me ha enamorado sin remedio. Por su parte, Emmanuel sigue pintando retablitos, entre otras cosas, aunque ya no se pueden colgar en las paredes de las iglesias; la mayoría de ellos quedan en las casas de quienes los encargan.  Si queréis saber más sobre sus obras y andanzas, podéis seguir su cuenta de IG. Además, resulta que inaugura una exposición el próximo día 2 de abril en Chueca.  Yo no me lo pierdo, que van a ser muy poquitos días.

Bueno, pues espero que hayáis flipado tanto como yo con todo esto porque de verdad que me encantan estos descubrimientos.  Para terminar, quiero agradecer de nuevo a Antonio Heras su colaboración en este pequeño artículo.

 

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