Paul Verhoeven el Grande

Paul Verhoeven tiene 83 y acaba de estrenar Benedetta (a ver còmo llegas tú- o yo- a esa edad). Su nombre es conocido por cualquier persona humana o alienígena que sepa un poco de cine y es verdad que ahora la critica valora sus películas, pero durante un tiempo se lo merendaban crudo, especialmente su última etapa en Hollywood en la que tuvo un trato despiadado. Vista con el tiempo, fue del todo injusto y merece un reconocimiento que allí parece que nunca tendrá. Pese a que las décadas le han dado la razón en infinidad de cosas y su carrera ha resultado tener el empaque y la coherencia de los grandes maestros, sigue siendo ese director que nadie se atreve a nombrar en una lista de «Mejores pelis del siglo XXI» o en otra lista que se llamara «Los mejores directores de los últimos treinta años» . En esas listas siempre apareceran Spielberg, Lars von Pelfa, Sorrentino, Haneke, el pelmazo de Nolan, el sobrevalorado de Fincher, Scorsese. Polanski, Tarantino, Eastwood,  los Coen, Malick, tal vez Almodóvar pero en ningún caso suele aparecer Verhoeven o alguna de sus pelis. Deben pensar que sus trabajos están bien pero no hay quién se las tome en serio, que son comercialotes e irreverentes o que manejan sin complejos el más gusto. Y es que la ironía hijoputa del holandes se penaliza como si fuera un defecto y sin embargo, debería declararse patrimonio de la humanidad sabiendo cuanto nos ha hecho disfrutar en los últimos treinta años. Más allá de gustos, su contribución a la cultura popular es evidente y la influencia de muchas de sus películas se ha dejado notar durante años en las pantallas, con directores que trataban de copiar su estilo pero ni de coña se acercaban. Tres décadas sin un resbalón que merecen un homenaje con lo más chulo que tiene el tocacojones holandes o lo que es lo mismo; repasar casi toda su filmografía. Y es que casi todo lo que ha rodado es bueno o mejor. A ver quién tiene una carrera que se le acerque.

DELICIAS TURCAS (1973)

La peli que daría a conocer a Rutger Hauer (otro holandés) es el retrato de una relación tóxica llena de excesos y pasiones desbocadas. Ha envejecido de esa manera pero ya muestra el brio de un director sin filtros para el sexo y capaz de remover en la butaca a un espectador que nunca sabe lo que le viene encima, aunque tenga aseguradas varias escenas que compensan verla entera.

EL CUARTO HOMBRE (1983)

Morbosa, homoerótica, amoral, gamberra, surrealista, audaz y vertiginosa. Encima es increíble lo bien que aguanta el paso del tiempo. Verhoeven ha mejorado mucho en el apartado técnico y se aprecia en los planos, las imágenes y la efectividad de una peli a lo Hichtcock en la que todo el tiempo tienes la impresión de que el cabronazo de Paul te está tomando el pelo.

Entre sus escenas, una de las más blasfemas, pecaminosas, valientes y maricas de la historia del cine; el Cristo con slip rojo transparente.

Verhoeven también nos presenta a la primera de sus protagonistas femeninas que con el tiempo se convertirá en un arquetipo, casi firma reconocible de la casa. Se trata de una mujer poderosa que aterroriza al typical male (que diría Tina Turner) y de la que nunca sabemos sus motivaciones, aunque es tan independiente como fría, tan sexy como amoral, sin importarle usar su cuerpo para conseguir lo que quiere. Por eso las tijeras en esta peli son una metafora perfecta de su poder castrante..

 Un arquetipo al que le ha sacado partido con todos los matices posibles y cuyo personaje más reconocido aparecerá años más tarde en Instinto Básico, pero allí el símbolo castrante en vez de tijeras será un picahielos.

LOS SEÑORES DEL ACERO (1985)

El mal olor, la sangre, el sudor y otros fluídos traspasan la pantalla en un clásico poco reconocido que se adelantó casi treinta años al boom de crudeza que Juego de tronos pondría de moda. Su titulo original (Flesh and blood) le hacia más justicia a un film donde sexo y violencia campan a sus anchas con un Verhoeven desaforado y gamberrísimo, una Jennifer Jason Leight jovencísima en estado de gracia y un Rutger Hauer que había entrado de la mano del director en el universo de Hollywood y ya había dejado para la historia Blade Runner.

.Los problemas de financiación hicieron que el holandés tuviera que cambiar muchas de sus ideas originales y aún así es una dignísima propuesta de cine de averturas que hay que revisitar y reivindicar ya. Además fue rodada en España con localizaciones tan reconocibles como Ávila o Cáceres.

ROBOCOP (1987)

El holandés inaugura etapa en Hollywood con un taquillazo que abre la moda de enteder sus películas de gran presupuesto de manera literal cuando de fondo tienen un discurso subversivo y carente de moralismo como en esta, que señala a la inseguridad como la excusa de los poderes para el recorte de libertades, el control de la información y un viraje al fascismo.

Son pelis que aparentan una cosa y que la masa palomitera se tragó sin rechistar pero que vistas con el tiempo y al detalle, le pasa como a Robocob; aparentan una cosa pero nos decían mucho más.

Solo hacia falta saber leer un poco entre líneas, que para falta de sutilezas y discursos manidos, ya está el resto de directores que nadan en la mediocridad.

DESAFÍO TOTAL (1990)

Un clásico incontestable más allá del género de la ciencia ficción. Su mayor logro es abrir un nuevo camino que no se parecía a la estela dejada por Starwwars, Start Treck o Alien. También es una aventura trepidante llena de sorpresas en la que no hay ni cinco minutos de descanso y que ha envejecido tan bien que deja el remake (hecho hace pocos años pero ya viejo) convertido en una parodia.

Repleta de escenas míticas en las que Paul optó por efectos especiales clásicos que no dejaban que el ordenador lo jodíeran todo. Imágenes que tienen el mérito de haber quedado grabadas en la memoria colectiva hasta convertirse en meme, la gloria del universo pop.

Con esta peli Chuache se ganó el cariño de muchos, ya que confirmaba ser incapaz de hacer más de tres gestos distintos pero a la vez era clara su apuesta por proyectos con ambición creativa y eso (siendo el actor más taquillero de la época) es un gran punto a su favor. El éxito fue tal que el autor de la banda sonora, Jerry Goldsmith, ha tenido que ver como su música se utilizaba hasta la nausea y el hartazgo en televisión y publicidades. Ya salen ronchas nada más escucharla.

INSTINTO BÁSICO (1992)

Me resulta imposible explicarle a un millennial el impacto de una peli que, vista ahora, no parece para tanto ni se entiende cómo pudo levantar tal expectación en su estreno. Se montaron unas colas que daban angustia solo de mirarlas porque consiguió hacerse con la codiciada etiqueta de «película que todo el mundo tiene que ver«, en la misma liga que Titanic, Jurasic Park o Avatar. Verhoeven ya conocía los resortes y mecanismos en los que se movía el Hollywood de la época y los manejó para crear una campaña de marketíng alucinante y que debería estudiarse en las escuelas de negocios. El estreno llegó en un momento donde Internet aún no estaba en nuestras vidas pero se puede decir que los medios de la época lo convirtieron en viral. El holandés solo necesitó fiiltrar una escena donde la Stone cruzaba las piernas y lo demás, es historia.

Que todo el mundo fuera al cine por comprobar si se le veía o no se le veía el chichipan a la Stone la convirtió en un mito erótico y casi en una imagen que define los noventa, figura con un recorrido muy parecido al de Rita Hayword con Gilda en la década de los cuarenta; éxito abrumador y personaje que acaba devorando a la estrella. Aunque Sharon solo haya tenido Casino para demostrar que es una actrizón, a Instinto Básico le debe el salir de la irrelevancia secundaria y convertirse en una estrella de renombre internacional que marcò una época. El taquillazo fue tan gordo que el género de thriller romántico arrasó en los noventa y luego pasamos años aguantando un montón de imitaciones horreznas.

 

SHOWGIRS (1995)

La critica la despedazó, muy pocos la entendieron en su día y la polémica en su estreno fue tal que le costò la carrera a Elisabeth Berkley (nunca reconocida por dar semejante salto tras la serie juvenil y tontorrona llamada Salvados por la campana).

Hostion brutal a la moralista industria del cine que permite miles de asesinatos en sus pantallas pero se escandaliza de que en una peli sobre el sueño americano en Las Vegas, salgan putas, tetas, drogas, coños, gentuza muy mala y trepa y reina el mal gusto y la ordinariez…¿Esperaban a Papá Pitufo, tal vez? ¿Coreografías del Bolshoi? Que no se quejen, porque nadie ha rodado igual un polvo en una piscina…

Otra de las virtudes de esta peli (que a más visionados más apasiona) es que se puede interpretar en clave de comedia descacharrante (eso de follar en plan toro mecánico…) o como una crítica despiadada a la hipócrita sociedad norteamericana que con su desprecio a esta gran película, demostraba que el holandés acertó de lleno en el retrato. Diálogos para aprenderse de memoria, escenas míticas por doquier y tantos momentazos que es imposible pestañear más allá de sus dos horas de duración. Y Gina, por supuesto.

 

STARSHIP TROOPERS (1997)

No tuvo mala taquilla pero en la época de su estreno nadie entendió una mierda y se tomó su apariencia de alabanza fascista al pie de la letra.

El viejo zorro de Verhoeven volvía a valerse del cine palomitero y gran presupuesto para esconder de fondo un mensaje cínico y que rezuma una crítica mordaz y contundente al poder y al concepto de nación y su defensa. Más allá de esta parrafada, es una gran aventura de ciencia ficción que entretiene con el mismo vicio que en su día.

Desde las naves con formas fálicas hasta las duchas compartidas, hay tensión sexual en un elenco hiperhormonado de actores y actrices sin carisma y limitaditos, pero que en una película así, de pronto, encajaban e hicieron el papel de su vida. Qué listo fue siempre el muy cabrón de Verhoeven.

 

EL LIBRO NEGRO (2006)

La película que quiso hacer Tarantino con Malditos Bastardos y no le salió. Verhoeven demuestra un pulso envidiable para mantener la tensión durante más de dos horas en una trama de espionaje y nazis que además arregla cuentas con los  holandeses colaboracionistas con el régimen de Hitler, esos que al acabar la guerra se fueron de rositas. En cualquier caso, muchos daban por amortizado al holandés cuando regresó a Europa y con esta maravilla demostró que aún le quedaba cuerda para rato.

De nuevo otra protagonista poderosa y sexual que desborda feminismo cuando se aprieta el liguero. Si no entiendes esta última frase es que nunca entenderás el cine de Verhoeven.

ELLE (2016)

Una de las pelis con más mala hostia, incómoda y original pero también una de las más divertidas e inteligentes de la historia del cine reciente.Un milagro que se produjo cuando se unieron a un guión perfecto un director poseedor de todos sus recursos (y sin ningún defecto) y un actrizón capaz de hacer creíble semejante papel tremebundo, porque lo de Isabelle Huppert aquí es para ponerle un monumento.

Tan retorcida y enfermiza que todo el tiempo desearías levantarte, pero es que las carcajadas de vergüenza ajena te impiden dejar de mirar. Más gamberro y efectivo que nunca, muestra una madurez que pocos directores han tenido tan esplendorosa y sobre todo, el gustazo de disfrutar de un autor tan listo y que disfruta de su trabajo (¡Anda que no se nota!), que corre riesgos y no se acomoda, pero es que encima se permite el lujo de tratar al espectador como alguien con un mínimo de inteligencia, que ya quisiera el 70% del cine norteamericano actual.

BENEDETTA (2021)

Historia basada en hechos reales con una monja lesbiana y visionaria que es el digno colofón a una carrera envidiable de la que Paul debería estar bien satisfecho. La peli condensada y con menos escenas reiterativas sería una puta obra maestra de la herejía y la blasfemia porque le sobra media horica larga y demasiadas ansias de escandalizar.

Risas aseguradas con el morro que sigue teniendo, aires de cine erótico pero del setentero, ofensas por doquier para quién quiera sentirse ofendido y una critica despiada hacia la iglesia y su jerarquía corrupta. La elección de Virginie Efira es una barbaridad porque parece una madonna de Rafael digna del cinquecento, saliida de un lienzo para recordarnos ese arquetipo del que Verhoeven ha disfrutado tanto y del que nunca sabemos su verdadera motivación. Si esta se convierte en la despedida de Paul, ojalá saque pecho por lo conseguido y tenga la convicción de lo tantísimo que a muchos nos ha hecho disfrutar.

 

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