Así, como quién no quiere la cosa, Sebas Martín se está convirtiendo en el autor de cómics que mejor está retratando la evolución de la comunidad LGTBI desde que allá por el 2005 muchos lo conocimos con su primer trabajo «Estoy en ello«. Nacía allí el personaje de Salvador (tal vez un alter ego) y es curioso que a lo largo de los distintos álbumes, muchos nos sentimos identificados con su mirada escéptica, sorprendida, puede que incluso pelín decepcionada y triste sobre lo difícil que es tratar de ser honesto con las relaciones amorosas que se dan en el ambiente.
Aparte de la serie de libros protagonizados por Salvador, Sebas Martín ha seguido en paralelo con otros álbumes independientes donde se suelta la melena y pone toda la carne en el asador del humor y del sexo… ¡Y menudo sexo! Su pericia dibujando chulazos con pezones que hacen chorrear al más sieso es para que yo la señale aquí: pollas pluscuamperfectas, cuerpos maduros en su plenitud, peludos hechos de acero y esas barbas tan mesables son de las que no pasan dos páginas sin palotismo asegurado. Porque lo que demuestra este cómic es que los maricas pensamos con el rabo, algo bastante asumido. Pero con tanta oferta, con tanta aplicación, con tanta posibilidad de folleteo, no sólo ponemos el cerebro entre las piernas. Ahora también ponemos el corazón. Y vivimos historias de amor que duran dos horas y que sólo son sexo. O puede que no.
Para contarnos esto Sebas escoge una estructura a lo ronda, de historias pequeñas, donde un personaje nos lleva a otro y entre todos conforman un mosaico tan detallado que podría ser el ejemplo dentro de un futuro de lo que son las relaciones homosexuales de una gran ciudad en la segunda década del siglo veintiuno. No tengo ni idea de si era la intención de Sebas o se le ha colado entre las viñetas, pero a la larga este libro también es una declaración de amor en toda regla a una ciudad como Barcelona, la que nos esconden los medios porque interesa otro discurso más conflictivo: la Barcelona multicultural, diversa, abierta, universal `y compuesta de pequeños universos, la que está llena de mil oportunidades (sobre todo sexuales) pero también de grandes fracasos.
Al final sumas todo lo que acabo de contar y tenemos una de las mejores obras de Sebas Martín en los últimos años. Fresca, divertida, amena, entretenidisima y seguramente, más real que la propia realidad si exceptuamos a los chulazos, porque a ver, Sebas Martín…¿Tú conocemos muchos de esos que dibujas? ¿Me los presentas? Porque maremía.
Pues mira, yo estoy muy a favor de recuperar el cómic, que todo está ya tan accesible que ha perdido el interés.
Ahora mismo voy a ver cómo consigo uno de estos.
Besos.
Yo ando como loco buscando un ejemplar de «Te lo doy,no. En todo caso te lo presto», de Alfonso Casas, que está descatalogado, y no hay manera…
Genial es Sebas Martín, y al pie del cañón después de ya bastantes años. Y fuera del cómic nacional el incombustible Ralf. Maravilla tras maravilla.