Marsha, la defensa del pánico y la vergüenza del colectivo gay

Hazte un favor estos días de celebración del  Orgullo; aparte de reivindicar, aparte de exigir derechos, aparte de visibilizar y divertirte, corre a Netflix a ver la peli documental The Death and Life of Marsha P. Johnson . Aunque la excusa del docu es buscar las posibles causas de la sospechosa muerte de Marsha, la cosa va mucho más y trasciende. Para mí su mayor valor es recoger los testimonios de los primeros transexuales, travestis y maricas que levantaron y comenzaron con el Orgullo en un bar llamado Stonewall de Nueva York. Claro que antes de ese 28 de junio había movimientos sociales que reivindicaban y luchaban, pero lo de Stonewall fue detonante y aglutinador. Para quién no lo sepa,  Marsha fue la primera. La primera que se reveló y dijo ya basta. Puede que ahora fuese una heroína nacional (y tal vez mundial) recordada por todos, pero tuvo en contra dos detallitos sin importancia; era negra y travesti.  Hasta en el horror de peli  sobre Stonewall que hizo Roland Emmerich, se la ninguneaba poniendo de prota a un niñito rubio y blanco (la peli es del 2015, eh? No te vayas a creer que es de un pasado remoto y aún así, se  volvió a ignorar a Marsha)

Por los pocos vídeos que se conservan de ella y aparecen en el docu, era un encanto absoluto lleno de humor, luz y bondad que siempre sonreía.

A mí la peli me dolió, de hecho me dejó hecho mierda y no sólo por la homofobia de los heteros, porque lo de Marsha huela a asesinato de la mafia sin resolver o mil cosas que ya me esperaba. A mí lo que me hizo un daño que te cagas es la actuación del colectivo con todas estas pioneras que en la mayoría de casos ha acabado muerta (¿Asesinada?) , abandonada o viviendo entre cartones como Sylvia Rivera, compañera inseparable de Marsha .

Sylvia es la protagonista de uno de los momentos donde más puta vergüenza he pasado en mi vida viendo unas imágenes. Invitada en 1973 a leer el pregón ese por ser pionera y convertido ya el orgullo en todo un acontecimiento, fue recibida por el respetable con…¡Abucheos y gritos que pedían que se fuera! Repito para que entiendas la trascendencia insultante del momento: los maricas y bollos que podían manifestarse gracias a Marsha y Sylvia, la abuchean porque no se sienten representados por una  latina y travesti ¿MANDE?…¿Se manifestaba por que les respetaran y ellos no muestran una pizca de respeto por quién les abrió el camino?…WHAT THE FUCK!!…¿¿Pero se puede ser más puta mierda?? Las palabras de respuesta de Sylvia son, de verdad, de una dignidad y de una entereza que ya quisieran muchas de las que abucheaban en ese momento. El vídeo está para todos en youtube y joder, debería entrar en todas las antologías de la ignominia del colectivo. PUEDES VER EL VÍDEO AQUÍ (y acto seguido morirte de la vergüenza)

Marsha P. Johnson, Joseph Ratanski and Sylvia Rivera in 1973

Una cosa te voy a decir; si veo al director llamado David France, me lo como a besos. Porque regalarnos esta joya  para que no olvidemos, que convierte su visionado en difícil y nada cómodo, que es un espejo con lo peor y lo mejor del colectivo, no tiene nombre, ni precio. Es toda una hazaña, de hecho. Otra de las heroínas del docu es Victoria Cruz, activista histórica e hilo conductor de la investigación cuya entereza, paciencia y resolución es para ponerse de rodillas. Con lo que ha pasado esta mujer y sigue siendo dulce, amable, cariñosa y sin pizca de amargura..A mí eso me revuelve los higadillos y me da una lección de campeonato. Verla continuar investigando cuando asociaciones del colectivo le dicen que abandone, que se deje de tontás con la muerte de Marsha, es otro momento para morirse de la vergüenza.

Por si fuera poco, la peli también sirve para denunciar la de asesinatos y violencia que  han sufrido y sufren travestis y gente trans, muchos de los cuales  quedan sin esclarecer . Cuando pillan al culpable es habitual que la condena sea mínima, porque suelen argumentar con la defensa del pánico…¿Qué es eso? (te preguntarás): pues se trata de argumentar que te fuiste con un trans sin tú saberlo y cuando descubriste que tenía colita, te pusiste taaaaan nervioso que no te quedó más remedio que asesinar al julandrón…¿Cómo te quedas? Es como si yo matara a un chulazo en la cama y en mi defensa dijera que tenía micropene, y jo, me entró el pánico y lo maté…Osea, un disparate sin nombre.

Dura dos horas, pero se te pasará rapidísimo porque además de lo necesario y reivindicativo, es que está hecho de tal manera que no se le puede poner ni una pega. Y vas a llorar, ya te lo digo yo. Un documental  que es un ejercicio de memoria y de reivindicación increíble, que te vacunará, que te hará pensar, que conseguirá que te dejes de prejuicios, de plumofobias y transfobias y que ojalá sirva para que  todos esos que se quejan de la imagen distorsionada que dan las pelucas en el Orgullo, cierren la puta boca y aprendan a respetar, que ya quisieran ellos tener ni la mitad de dignidad.

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