Con Deborah Harry llegaron los pómulos de infarto al pop.
Bellísima, inconformista, transgresora, mutante, imponiendo un estilo narrativo-comprometido en cada etapa temporal de todo lo que tocaba; desintegrando, antes que formase parte de nuestro idiosincrasia, eso de que: ‘todas las rubias son tontas’. Debbie Harry mandó ‘ese mantra’ al fuego incandescente de Mordor, que es donde tiene que estar. Hoy en día, hay gran parte de féminas que eligen este color para su cabello y no ayudan, en nada, a dejarlo donde la Harry lo lanzó.
Su grupo Blondie supo moverse con una propiedad, casi insultante, a todos los géneros que fueron capaces de emerger en casi dos décadas, y todo comenzaba a tomar cuerpo, desde la imagen de Debbie.
Estoy intentando no escribir sobre la inspiración que provocó en artistas provocadores e hijos de su tiempo (que son estos) como:Warhol, Dalí, y ni te cuento a John Waters, porque esto, que ‘no quiero contar’, es vox/pópuli y no aportaría nada a esta rendición de pleitesía y admiración.
Quien se atreviese a ser fotografiado/a, junto a ella, corría el peligro de ser anulada por tanta belleza en esa imagen fija; es más, no hay casi ningún retrato donde podáis llevarme la contraría en esto que escribo.
“Call me”, “Atomic”, “Heart Of Glass”, “The Tide Is High”, “One Way Or Another” son una demostración del pacto y compromiso que iban de la mano,-música y diva-.
Mi debilidad por “Rapture” y esa hermosa forma de ‘rapear’ hacen que mis últimas palabras, escritas, sean éstas.
MARAVILLOSA
Y lo bien que le sientan los años a su música, que es increíble lo bien que se está manteniendo. A mí el tema indiscutible (que me cuesta elegir, oiga) es Heart of glass.
Una gozada esta mujer, ¡un icono de la música!