Después de que un amigo me contara el otro día las peticiones que recibió por whatsapp comencé a preguntarme acerca de las filias de la gente. Y, sobre todo, cómo lo que a muchos les gusta a otros les puede dar terror. Pongamos unos ejemplos:
Lo primero que me contó mi amigo fue que había uno que le pedía que se hinchara a cervezas para mearle encima. Que, qué queréis que os diga, es uno de mis miedos por la noche y por eso mismo me he acostumbrado a hacer «un pipi» antes de acostarme
Había tres o cuatro cuyas peticiones no pasaban de ser, digamos «gastronómicamente cuestionables». Pero, oye, al que no le hayan comido el culo desaforadamente que tire la primera piedra.
Sin embargo, mi preferido y el de mi amigo fue el que le mandó unos calcetines por correo y le pidió que no se los cambiara en tres días para después quedar con él y chuparle los pies.
Las filias de unos pueden convertirse en las fobias de otro. Porque del mismo modo que hay gente que se excita en cuanto le cae el chorro de la ducha encima, hay otros que es pensar en una ducha y salirles urticaria. Estos últimos los conoceréis en el metro, sobre todo el de Madrid. ablutofobia, se llama. Tenedles compasión.
Filias a Fobias. Tema peliagudo. Leyendo acerca de las que existen, la verdad es que uno no puede dejar de pensar en lo ralladitos que estamos así, en general.
Aunque luego, te paras a pensar y… bueno, sólo en una de las páginas de contactos que frecuento, la lista de «mis morbos sexuales» es más larga que un día sin pan: afeminados, andróginos, bomberos, camioneros, casados, culturistas, delgaditos, futbolistas,osos, nutrias, lobos, daddies, heteros… y eso sólo en «tipos de tíos», que continúa con la lista de los «fetiches» y ya alucinas: botas, calcetines, chándals, ¡olores corporales!, máscaras, cuero, ¿náuticos?, trajes, trajes de mujer, zapatillas,…
Los morbos y, en grado más elevado, las filias; parece ser, están a la orden del día. Y dándote un paseo por, por ejemplo, la wikipedia, el listado de fobias y filias es tan extenso que hasta marea. Pero, sinceramente, hay algunas que dan un poco de miedito. Que no seré yo quién para juzgar, que aquí en Atroz Con Leche no juzgamos a nadie. Bueno, después de ver a Renée, sí juzgamos un poquito, pero es Renée, hija, te has dejado la cara hecha un (Ángel) Cristo.
Pero es que hay filias y filias. No me parece nada extraño que alguien se sienta atraído por personas de un determinado tipo (morfofilia) o, incluso, a excitarse con baños y duchas calientes (ablutofilia). Pero cuando empezamos a mirar la lista de filias que aparece en la Wikipedia, te quedas un pelín ojiplático: que si atracción a lo feo (fermininofilia, de esos en Atroz tenemos unos cuantos), atracción a los payasos (coulrofilia, que pasa con las mujeres de los políticos) y una de mis preferidas: elpicacismo o excitación sexual al introducir alimentos en algunas de las cavidades del cuerpo con el fin de que la pareja los recupere con la boca (Karlos Arguiñano está pensando en una receta para la semana que viene).
Aunque a veces, tiene sus puntos positivos. Por ejemplo, quien sufra de harpaxofilia (atracción a ser robado con violencia, que puede ser sexual) tiene la ventaja de que, ya que le están robando y, probablemente, pegándole o empujándole (si no más); tiene un buen orgasmo mientras tanto. Aunque lo que me gustaría sería ver la cara del ladrón.
Pero además, existen las fobias. Que en esta semana de Halloween viene muy al pelo, para qué engañarnos (¿veis cómo hilo los temas?) Ahí entramos en un terreno peliagudo. Porque si hay algo irracional es el miedo. Y desde la claustro, la agora o la aracnofobia -tan explotadas en el cine de Hollywood que hasta tenerlas es un poco mainstream– hasta tener miedo a acostarse (clinofobia) o al viernes 13 (atención, que tiene nombre y es paraskavidekatriafobia), cualquier miedo es posible. Incluso hay gente que tiene verdadero pánico a que la crema de cacahuete se quede pegada al paladar. Son los araquibutirofóbicos. Pobrecitos…
De hecho, sin llegar a ser patologías clínicas, existe prácticamente cualquier fobia poniendo un nombre y después el sufijo -fobia. Un detalle: la homofobia no está considerada una patología clínica, por más que estén como cabras algunos de los que la tienen.
Menos mal que, en la mayoría de las ocasiones, con una visita al psicólogo, psicoanalista o psiquiatra se pueden solucionar o, al menos, hacer más llevaderas. Si no, pareceríamos todos el protagonista de Mejor… Imposible.
Disfruten de sus miedos. Conviértanlos en placeres.
Ciertamente la peña está fatal de lo suyo!!!. En mi época de soltería alucinaba con lo giradísima que está la gente, además muchas de estas filias (o fobias) están consideradas patologías por lo que a más de uno no le vendría mal una pequeña visita al psicólogo o al psiquiatra!!
Y que lo digas. Yo, la verdad, se ve que sólo me he acostado con sositos. Pero lo del de los calcetines me revolvió el estómago en su momento…
Es que es asqueroso lo de los calcetines…pero lo que más asusta es la falta de higiene de la gente!! No puedo con eso…
A mí que me registren, que yo me ducho (y más cosas cuando hay que hacerlas) antes y después de follar, que ahí hay que chupar mucho.
Lo de los calcetines me ha megahípersupra impactao.
Un gran plas plas por este artículo! Mancantao
Oye, pues yo dejé de tomar crema de cacahuete con todo el dolor de mi corazón porque no hay Cristo que la despegue del paladar! Qué agobio, qué sudores… Hablando de sudores, ¿quién es el tiarrazo que cierra el post?