Hollywood/Unorthodox: lo malo es terminar

Dos miniseries de Netflix están en boca de todos y se han convertido en un pequeño fenómeno, algo que sabe hacer pero que muy bien la plataforma, convirtiendo cosas pequeñitas en muy grandes. Tal vez demasiado grandes para lo que merecen. Por no decir infladas. Curiosamente, con las dos me ha pasado lo mismo; leí maravillas, me lancé a verlas como loco, comencé entusiasmado y al llegar al final se me quedó una cara de CHOFF que no te cuento. Y ojo que yo ni a Hollywood ni a Unorthodox las considero malas series, pero ambas dos fallan cuando al final muestran sus costuras, sus parches y sus remiendos. Pero vayamos por partes, como el carnicero de Milwakee.

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En Unorthodox tenemos a una chavala judía que sale huyendo de Nueva York por no poder soportar más el integrismo al que la somete el entorno, la familia y su religión. Hasta ahí, todo bien. Mientras emprende la escapada, iremos viendo en flashbacks como era su vida y como cualquiera hubiera puesto pies en polvorosa por la cuenta que te trae. Porque además la historia está basada en un libro que cuenta una experiencia real…¿Quién podría resistirse ante un drama tan gordo? Además Shira Haas, la chavala prota, es todo un descubrimiento, una nueva Natalie Portman que no llega al metro y medio pero que se merienda a la cámara y tiene talentazo.

El problema es que la chica decide escapar a Berlin pero te juro que pensaba que había escapado a Pitufilandia…Siendo americana, no tiene ningún problema con el idioma alemán. Además, encuentra unos desconocidos que son más guays que Teresa de Calcuta y Gandhi juntos. La invitan a cenar y de primeras ya es parte del grupo, superintegrada de la muerte. Y esa ciudad tan amable, que la niña puede ir dejando por ahí la cartera tan feliz sin que le pase nada .

En especial se convierte en un auténtico disparate toda la trama de la academia musical, conservatorio o lo que sea eso. Un sitio para músicos prodigio en el que a la primera de cambio, sin más demostración de aptitudes, ni más curriculum y sin enseñar un vil título, la admiten para que haga una prueba de ingreso. Lo que vemos de la chavala tocando el piano anuncia un desastre total, pero oye, que hace una prueba de canto en el  último capítulo y… ¡¡MILAGRO!!

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Una audición que ni María Callas. Vamos una mujer que dice que nunca ha cantado en público hace cinco minutos de canción con unos agudos, unos silencios y una técnica que mi umbral de credibiilidad explotó en mil pedazos y en vez de emocionarme, acabé meado de la risa, a carcajada batiente. Muy, muy mal. No entiendo como la mayoría de espectadores se la han tragado cual polla de Rocco Sifredi. Por no hablar que durante todo el tiempo tememos por su vida y es llegar el marido ultrajado y tan amiguitos.

Y ahora vayamos a Hollywood, serie con unos de los mejores comienzos de la última década…¡Menudos títulos de crédito!!. Qué maravilla ver semejante espectáculo visual. oiga.  Es el último invento de Ryan Murphy, ese señor que para bien o para mal, está marcando toda una época de las series. Con tal perita en dulce ha provocado un huracán y con razón, porque para vender el producto es el mejor. Yo he de reconocer que  hace tiempo que miro sus creaciones de reojo y solo salvo la grandísima FEUD, la primera temporada de GLEE, la segunda y la septima de AHS y poco más. Pero con los primeros episodios de Hollywood, estuve fascinado…

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La intención de mostrarnos cómo hubiera sido la factoría de los sueños si se hubiera permitido que todas las opciones raciales y sexuales hubieran tenido cabida, está clara. Se mantiene la  teoría de que se podía haber cambiado el mundo y reconozco que he llorado (y mucho) con varias escenas. Me ha dado igual que todo sea un gran deus ex machina donde muchas veces no se sabe por qué las cosas ocurren y cuales son sus consecuencias. También me dio igual lo pueril de algunos momentos. O de que  los malos sufran castigo y  los buenos salgan airosos. O que para hacer de un mal actor como el novato Rock Hudson eligiera a uno todavía mucho peor.

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 Todo, todísimo se lo perdoné…Hasta llegar al último episodio llamado «Un final de Hollywood«.  Ahí Murphy dice eso de «from lost to the river», se pasa de frenada y lleva su tesis a las últimas consecuencias. Entonces me detuve y dije CHIM PUM. Hasta aquí mi umbral de credibilidad con el delirio. Que yo no le pedía ser riguroso cuando la serie no engaña y desde el principio es una elucubración, pero la ceremonia de los oscars me dio tanta vergüenza que casi muero hundido en el sofá. El discurso de la acrtiz, el beso del guionista con su novio, todos los de la productora viendo la ceremonia…

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Mira, no. Que no me lo trago Ryan Murphy, que yo estaba predispuesto a que me dejaras muerto de la llantera y ocurrió que hasta  me cabree. Menuda mala hostia me dio que hasta se me olvidó lo follable que está el buenorro de Jeremy Pope.

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Dulcificar el pasado de Hollywood tiene alguna pega y es especialmente sangrante con el personaje abusador interpretado por  Jim Parsons, un Epstein de la vida que directamente queda blanqueado.

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El horror de tío se redime a base de producir una peli de amores maricas y pedir perdón sin que nada le pase y siendo admitido y querido por el resto…¿¿¿Cómo me dices, Ryan Murphy??? ¿¿ Me estás diciendo que en el mundo inventado que te has creado salvas a ese personajo?? Pues vete a la mierda, qué quieres que te diga. Has conseguido que la que pensaba  serie del año, ya no lo sea. Ni de coña, vamos. Qué importante es saber acabar bien lo que bien se empezó…

2 comentarios en “Hollywood/Unorthodox: lo malo es terminar”

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