HISTORIAS DE UN MOCO PEGADO EN LA PARED (DIA 1)

Soy un moco y vivo en una pared de 20m3.

 

Mi dueño me abandonó el 14 de Marzo de 2020 y desde entonces he sobrevivido a numerosos intentos de asesinato a base de lejía y desinfectante.

Hay un comando secreto que intenta acabar conmigo. Se ocultan tras unas mascarillas, gafas y unos buzos blancos.

No entiendo muy bien por qué, y cada vez que aparecen trato de analizar si será por mi aspecto, por mi olor, o tal vez por mi color.

Aún no he llegado a ninguna conclusión lógica, pero en vista de los últimos acontecimientos he decidido escribir mis pensamientos, porque he visto en Facebook que está de moda y porque así siento que hablo con alguien mientras espero a que vuelvan a por mi.

Estos meses los he pasado en absoluta soledad y, de verdad, que no me arrepiento. ¡Qué a gusto he estado!!

 

Antes vivía en la fosa nasal izquierda de mi dueño, o como la llamaba su pareja, “la cueva del tesoro”.

Éramos una familia bastante extensa y variopinta. Por este motivo, no me arrepiento de haber estado solo durante dos meses. Ha sido todo un descanso para mis oídos.

Lo único malo de este tiempo ha sido el frío y un tipo rarito y fluorescente que se dejó caer por aquí hace unas semanas. Se las daba de listo y decía que estaba conquistando el mundo. Ja ja ¿Quién se cree eso? ¡Habrase listo! Y ahí iba pavoneándose con una corona en la cabeza. Pero vamos, que en una de las incursiones del comando mascarilla desapareció sin dejar rastro. ¡Nunca más se supo!

La pared esta, por cierto, tiene un gotelé ideal para acurrucarse, os lo recomiendo para vuestras casas. Se está muy bien y me ha resultado muy fácil para montar el campamento.

 

Como os decía, mi familia es de lo más variopinta, y en verdad, muy parecida al resto de las familias nasales españolas. Mi tatarabuelo era republicano y mi tatarabuela ayudó en el frente haciendo perdigones. En medio de una crisis del polen, vinieron a vivir a las fosas del abuelo de mi dueño y año tras año dedicaron su tiempo a ampliar la familia.

A día de hoy, quedan vivos dos hermanos, mi abuelo, que vive con nosotros en la fosa izquierda y su hermano que vive en la fosa derecha con todos sus vástagos. ¿Qué puedo decir de mi abuelo? ¡Pobrecito! Su padre cayó en una cuneta durante la guerra y a día de hoy tiene que soportar que su hermano de sangre sea defensor de una España “Unida y Libre”. ¡Imaginaos el plantel familiar que tengo! ¡Menos mal que el tabique nasal nos separa!

Siempre han habido rencillas y conversaciones acaloradas que mas o menos hemos zanjado con bromas y chascarrillos, pero, desde que en la fosa derecha entró la propaganda del partido del “EstornuDOX”, todo ha cambiado. En mi familia vecina se ha instaurado un mar de sentimientos extraños. Desconfianza, rencor, tensión, y sobre todo, “Odio”.

¡Qué cosas! La de veces que, cuando era pequeño me enfadaba con mis padres, con mis hermanos, con mis primos o con mis amigos y he pensado en lo mucho que los odio. Pero ahora me doy cuenta de que lo que yo sentía no era odio, porque siempre acababa por perdonar y hacer las paces y enseguida como si nada.

A día de hoy, el odio se ha remozado en un nuevo sentimiento. Es un arma arrojadiza que no espera llegar a buen puerto. Y lo peor de todo es que allá donde entra, se enquista y crea una metástasis que quema todo lo que hay a su alrededor.

Tan dañino es este nuevo sentimiento que es capaz de resetear un cerebro en pocos meses y dejarlo en modo “repeat” de por vida.

 

Lo más triste, es que no sólo afecta a los seguidores del “EstornuDOX” sino que últimamente también se ha colado en el partido de mi familia, el “JUNTAS contra el polen”, haciendo que algunos de mis seres queridos vuelquen sus iras contra sus propios vecinos y congéneres.

Como veis, el panorama está muy agitado y yo, trato de nadar en mi propia piscina sin dejar que las aguas extremas me ahoguen con sus olas. Y cuando hay marejada me subo a mi tabla y surfeo para sobreponerme a todo este absurdo.

¿Seré raro por no tomar partido? ¿Alguien más siente que el sentido común ha pasado a ser el menos común de los sentidos? No sé, a veces me supera la situación actual y trato de defender mis principios respetando al máximo los de los demás. Vivo en mi campamento y no me preocupo por lo que mi vecino hace en su hogar o con su vida.

Igual estoy equivocado y mi actitud no es la correcta, pero a día de hoy, sigo saliendo a recorrer el mundo armado con mi escudo anti odio, porque lo que sí que tengo claro es lo que no quiero en mi vida y ese sentimiento y todo lo que conlleva no trae nada bueno.

En fin amigues mies, así es mi familia y así es mi vida. Este es el primer capítulo de todo lo que os quiero contar, así que por hoy me despido, creo que el comando mascarilla no va ha tardar en aparecer y tengo que revisar algunas de las piquetas de la tienda de campaña para que no se vayan con el “fuñigao”.

¡Hasta el siguiente estornudo! ¡Sed felices y compartid pañuelos! ¡Necesito encontrar pareja! ;)

 

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