Conversaciones nocturnas con Dios (Volumen 1)

Dios

– Dios, ¿estás ahí?

– Sí hijo, dime.

– Ondia, qué rápido atiendes! Qué no hi ha feina?

– Cada vez menos hijo, mucho ateo suelto contagiando inconsciencia.

– Vaya… debe ser duro que la gente no crea en ti, pero como no te dejas ver…

– ¿Para qué llamabas hijo mío? Que no tengo yo el día hoy…

– Sí, sí, disculpa. Quería preguntarte que si has visto a esta generación que salva el mundo a través del móvil.

– Para no verlos hijo, para no verlos.

– ¿Y qué? Entre hipócritas salvadores y quemabosques sagrados, ¿no te apetece volver a inundar el mundo?

– Sí hijo, pero vuestra madre no me deja.

– Ah claro… la que manda en casa es ella.

– Pues como en toda casa.

– ¿Y qué le pasa a mamá?

– Que está en una racha un poco victimista y así va el planeta, llorando por las esquinas sin poner solución a vuestra plaga de idiotas.

– Oye un inciso, ¿mamá es negra verdad?

– Tu madre es del color que le sale a ella del coño, y no me hagas hablar mal con tanta pregunta millenial, joder. Qué pesados estos modernos moralistas…

– Es por si te consigo mosquear y decides bajar a echar un truño y enviarnos a la mierda literal.

– Pues os lo tendríais ganado, por idiotas sublimes. ¿Qué quieres, ser el nuevo Noé?

– No, no, conmigo poco ibas procrear la especie, créeme.

– Otro maricón… De eso hace falta, que estáis súper poblados.

– Tranqui, ya está la izquierda hegemónica y el lobby LGTBIQ para ocuparse de homosexualizarnos y transexualizarnos a todos y dejar procrear de forma natural para hacerlo artificial.

– Me cago en el puto santo grial y la madre que os parió… ¿pero qué mierdas me hacéis ahí abajo?

– Liarla parda papa, muy parda, pero vamos que a mí no me metas en el saco que yo no me ajunto con esa gente.

– Dos hostias te iba a dar.

– Yo sólo observo su idiotez y su exagerado dramatismo ante cualquier resoplido en contra de las masas, y me parto. Un día me crucifican prendiéndome fuego, combo de mesías y bruja, ya verás qué risa, todo por llevarles la contraria.

– A ver qué más quieres…

– Te noto cansado.

– Es que es la eternidad soportándoos y tenéis una ‘guantá’ con el dorso de la mano…!!!

– Un poquito sí. Nada… que si puedes hacerme como a Enoc.

– Que te eleve a los cielos ¿no?

– Joder, es que seguro que arriba se vive mejor, aquí uno no tiene un momento de descanso con tanta disonancia cognitiva, victimismo, supremacia moral… se está haciendo un insoportable, y así luego cuando pase el diluvio, ya me puedes bajar, y el mundo verá descender de los cielos a un maricón cantando The Shoop Shoop Song de Cher y les diré que ella y Sony fueron Adán y Eva, y al menos habremos eliminado el ageism y la homofobia como mínimo.

– Pero hijo, Adán es Jordi Hurtado…

– Es que Jordi no sabe cantar, no es válido como referente para el nuevo mundo.

– Trato hecho.

– Dedo meñique para confirmar pacto.

– Dale.

– Eres fosforescente.

– Hijo, soy Dios… estoy iluminado.

– Ah claro!

– Millenial de los cojones…

– ¿Qué?

– Nada hijo, que eres el niño de mis amores.

– ¡Gracinas!

3 comentarios en “Conversaciones nocturnas con Dios (Volumen 1)”

    1. Oye Lola, igual tu estas doctorada por la escuela de Letras, pero aquí muchas veces escribimos las cosas como nos salen. Estos comentarios creo que sobran.

Los comentarios están cerrados.