El siglo de las escritoras

 Del siglo XX en nuestro país me quedo con cuatro grandes escritoras. Suena maximalista y rotundo, pero es que si me pongo a matizar no hago una entrada. Me refiero en concreto a novelistas, porque si hablamos de poesía es otro cantar y Gloria Fuertes daría para todo un texto ella solita. No pretendo hacer un canon ni sentar catedra, porque se trata de mi gusto personal, pero si el gusto lector se hace leyendo, ellas han sido fundamentales para mí formación.

 En sus vidas encuentro paralelismos y una manera de escribir que me fascina siendo cada una muy diferente. Su aportación es más valiosa si tenemos en cuenta todos los obstáculos que tuvieron que sortear para ser respetadas y tomadas en serio. Por eso hay que estar reivindicándolas a todas horas, que no se olviden,que siempre estén presentes porque sus libros no caducan. Mis cuatro escritoras fundamentales del siglo XX son…

CARMEN LAFORET

Una novela llamada «Nada» le sirvió a esta barcelonesa para convertirse en un hito en la historia de la literatura del siglo XX. Con sólo  23 años publicó el libro que tras ganar el premio Nadal se convirtió en un fenómeno social y literario. En la España que aún se recuperaba de la guerra, su triunfo supone el único punto de luz en unos años bien oscuros para la cultura. Por desgracia, el éxito tan temprano jugó en su contra y sufrió depresiones además de varias crisis creativas y penurias económicas (en la madurez) que hicieron declinar su carrera hasta que hubo un día en el que renunció a escribir. La novela que la convirtió en mito ha resistido muy bien el paso del tiempo porque está escrita con una madurez imposible de creer para alguien tan joven. El resultado es que se lee igual de descarnada y existencialista que hace cuarenta años y resulta de una modernidad sorprendente. Además es el mejor reflejo que puedas encontrar de lo que significó en la vida diaria una guerra civil y una posguerra. De todas maneras, no  hay que centrarse en «Nada«, porque  » La mujer nueva» fue reeditada y demuestra que seguía teniendo talento que sobrevivió a su gran obra, con un estilo limpio y depurado que demuestra que es una escritora aún por descubrir.

ANA MARÍA MATUTE

 Una monstrua de las letras que ha quedado estigmatizada en su propio país con la marca de «escritora de género fantástico» (como si escribir fantasía fuera algo peyorativo o menor). Pero es que encima la etiqueta es muy injusta y muy pobre para alguien que escribió dieciseis novelas, infinidad de cuentos y recopilaciones de cuentos, estuvo varias veces como candidata al premio Nobel de Literatura y se llevó absolutamente todos los premios literarios de la lengua castellana. Realista mucho más que fantástica, aficionada a las trilogias (guiño guiño), pesimista y de una crudeza envuelta en dulzura muy marca de la casa, su obra sufrió un parón de casi veinte años por depresiones, problemas con el alcohol y un exmarido del que se separó y no se podía divorciar (pero le arrebató la custodia de su hijo durante años). De nuevo, ser mujer la penalizó en unos tiempos donde no les estaba permitido ciertas licencias literarias y vitales aunque por suerte, empujada por su editora, publicó Olvidado Rey Gudú (1996) que la rescató del olvido y la convirtió en superventas. En mi opinión, suya es la mejor novela sobre la guerra civil de la historia (Los hijos muertos) y la mejor novela fantástica en lengua castellana (Olvidado Rey Gudú). Además, posiblemente sea la mejor cuentista de todo el siglo XX en castellano, dándose la mano con el García Márquez de los relatos. Su amplia obra depara sorpresas infinitas y tengo clarinete que si fuera anglosajona, muchos que aquí la critican la verían como Dios y tendríamos mil películas sobre su obra.

CARMEN MARTÍN GAITE

La autora española que más leen los universitarios norteamericanos tras Camilo José Cela (muy cerca anda también la Matute). También sufrió una gran tragedia que marcó su vida, que en este caso fue el perder a su hija fruto del matrimonio con Sánchez Ferlosio. Su obra abarca la novela, el ensayo, el teatro, la poesía y el relato (entre otras cosas). Es la escritora introspectiva de los detalles y las cosas pequeñas que con una prosa limpia y muy trabajada, sabe conventir en apasionantes. En el final de su carrera se convirtió en superventas, sus libros se convertían en acontecimiento y alcanzó una calidad de buenas novelas seguidas que ya quisieran muchos. Con ella siempre me da la impresión de que se fue demasiado pronto porque aún le quedaba mucho por escribir y regalar, que lo mejor de su carrera aún estaba por venir porque su progresión siempre fue ascendente. De hecho, me es imposible quedarme con solo una novela suya favorita.Tendrían que ser la menos tres, a elegir entre Irse de casa, La reina de las nieves, Nubosidad Variable o Lo raro es vivir. Por no hablar de Dos cuentos maravillosos, un supuesta obra infantil que como bien índica su título, tiene dentro dos joyas que relucen más que el sol.

ALMUDENA GRANDES

Es cierto que aún sigue en activo y su carrera ha transcurrido tanto en el siglo XX como en el siglo XXI, pero ella tenía que estar aquí. Lo suyo es pura vocación y un trabajo que aspira a mejorar a cada nueva novela, peleando cada nueva novela en cada uno de sus parrafos. Esta mujer se toma el oficio de la escritura como un dogma y se nota en su evolución a la que aún le queda mucho mejor. Ya era una gran novelista cuando publicó El corazón helado, un novelón que recorría la historia de este país los últimos cincuenta año de la mano de las víctimas y verdugos. Y es que hay ciertos temas con los que no se puede ser imparcial. Cuando anunció que sacaba cinco novelas de Episodios de una guerra interminable, todavía parecía increíble pero ya ha sacado cuatro a falta de uno y enmedio, alguna novela como Los besos en el pan. La Grandes no parece de este siglo (en el mejor sentido de la palabra) y su obra conecta con los grandes de la literatura en castellano y funciona como un aglutinante y un resumen. Bien se puede decir que su labor de los últimos años trasciende lo literario (donde es difícil llegar más alto) para convertirse en algo social, histórico y cultural y eso muy pocos pueden decirlo. Almudena Grandes ya tiene su puesto en el olimpo de las letras hispánicas y casi da igual lo que escribiera en un futuro, pero lo fuerte es que nos asombrará y nos dejará con la boca abierta. Más, quiero decir.

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