Como buen omnívoro no solo me alimento de pop: me gusta toda la música del mundo siempre que tenga un mínimo de calidad. Puedo saltar del gregoriano al flamenco mientras me rizo las pestañas. Así que mis listas de reproducción (que cosa tan moderna y buena, oyes) darían para algún tipo de estudio.
Pues dicho esto, hoy voy a hablaros de ese género tan chusco para algunos que es el EBM y de uno de mis grupos favoritos en ello: Apoptygma Berzerk.
¿Por qué hablo de estas ciborgóticas nórdicas que hacen esa música tan chundachundera? Pues porque acaban de lanzar su séptimo álbum de estudio y me parece cojonudo.
Desde que las descubrí al principio de los 90’s no me he perdido ni uno solo de sus trabajos y ahora no iba a ser una excepción.
Esta vez no ponen un título al uso, sino una especie de código: SDGXXV con el que celebran el 25 aniversario de su primer album Soli Deo Gloria y nos traen una revisión de aquel purísimo Electronic Body Music. O sea, que si quiero ponerme las pilas me enchufo este Burning Heretic remasterizado y soy capaz de ir de aquí a Oslo dando volteretas laterales como Pris, la replicante rubia de Blade Runner…
Pero vamos, que el álbum no tiene desperdicio ninguno. Son buenas que te cagas las noruegas estas del eyeliner negro, los símbolos geométricos y los delirios de apocalipsis futuristas.
Además resulta que vienen a EshtePaish en su gira para este nuevo trabajo y será en una sala de Pinto, Madrid, dentro del Darkmad Festival, y el día 29 de octubre. Menudo catálogo de conciertos que vamos a tener por aquí este otoño.
Voy a tener que ir pensando qué ponerme….
Sin ser unas pesadas nostálgicas, me recuerdan un poco a la electrónica más cañera que sonaba a mediados de los ochenta como Front 242