Janelle Monáe: El regreso de la pantera rosa

La cantante, productora y actriz estadounidense Janelle Monáe alumbra un álbum con multitud de capas sonoras, a la vez que en su ciénaga de mensajes, se deja ver la situación norteamericana actual. Todo ello barnizado con un esmalte rosa, donde la mujer no sólo es la protagonista principal de la causa rotunda, sino de un inconformismo, donde el capitalismo (la Coca-Cola, el dólar,…) deja entrever un victimismo de donde hace falta escapar.

Para ello, se sirve del concepto de la electrónica como base sonora tajante, y de ahí va sumando capas y estilos, adornando unos temas (la más de las veces), deslumbrantes. Comercial y con mucho gancho, puede ser escuchado, tanto por los fans de Madonna, como de Beyoncé, sin necesidad de rascar ninguna huella que deje borrar ningún vértice de su estilo. Sin ser un álbum perfecto, es un gran conjunto de canciones.

La intro, «Dirty Computer», ya deja claro el aviso de que la deshumanización de la sociedad actual no es fruto de dos días. Y que la llevamos clara.

El surco lo va dejando escapar en el R&B de «Crazy, Classic, Life»; con esos chasquidos de dedos en un medio tiempo tan poco arrogante como absorbente. Primera visita a Beyoncé.

El siguiente bocado de soul electrónico lo sirve en «Take a byte». No nos engañemos: es una canción tremendamente pop en su concepto y en su forma. Dejando atrás los arreglos electrónicos ( o escondiéndolos) y volviendo a las palmas.

«Dirty computer» es un álbum donde esa electrónica la utiliza la artista para dejar claro que sólo le sirve como un segundo plano (indispensable por otra parte…) para dar crédito que lo que quiere mostrar va mucho más allá. Por eso, con «Lolawolf» (aka Zoë Kravitz) cantan una «Screwed» que le daría la risa a la mismísima Britney Spears; o la deja postrada con la boca abierta. Ustedes mismos. Es otra canción de pop dulce, melosa y contagiosa. Otro as de la manga.

Luego juega al rap con «Django Jane». Nada que objetar; pero no es lo mejor del álbum.

 

De nuevo chasquidos y…¡zas!; Grimes se apunta a la partida y sale ganando. Su voz de golosina venenosa camina con la voz hasta el estribillo que rompe lo sinuoso de las letras. Por cierto, más que ansiosos estamos muchos esperando el nuevo trabajo de Grimes.

Y sí, visita a Prince en un temazo en toda regla. Hace falta tener morro y hacerlo así de bien; salir airosa, sacudir el cuerpo, sin sudar, darse la vuelta y dejarnos con un palmo de narices. Una de las canciones de 2018 hasta ahora. ¡Toma!.

Aún tiene tiempo para sacar provecho de otros encantos, más tribales en «I got the juice» con el archiconocido Pharrell Williams, que le rapea a la dueña de la casa de buena gana.

«I like that» engancha más por la voz que por el atuendo. Segunda visita a Beyoncé.

 

En definitiva, un álbum tan disfrutable como comercial, (que no es nada malo, por cierto), accesible, transparente y lúcido. Una Janelle con un par. La pantera ha vuelto; disfrazada de rosa. Veremos a ver si Grimes nos viene después de morado y junto con Tracey Thorn podemos hacer un trío de álbumes que se recuerden en 2018. Como dirían Las Bistecs : «señoras bien».

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