La hermana que no se suicidó. El cuento

Esto que os voy a contar hoy es un cuentecito.

Esto que os cuento hoy es solo un relatito, un teatrito escolar de títeres, una peliculita de Disney. Solo, SOLO, eso. Y cualquier semejanza, encuentro, paralelismo con la realidad, es una coincidencia, una simpática y divertida casualidad que no puede hacernos olvidar que es todo ficción, otro invento de madres desesperadas sobre reinas, doncellas y príncipes para conseguir que sus pesados hijos cerraran los ojos y se durmieran.

Una vez dejado esto claro, empiezo con el cuento.

Érase una vez, en un lugar muy muy cercano, una humilde doncella que se ganaba la vida como periodista y cometiendo duros trabajos que no están pagados, como aguantar a Urdaci.

La doncella salía cada noche por televisión para informar a los campesinos del reino de las novedades de sus amos y sucesos que protagonizaban sus semejantes. Y así pasaban sus días, hasta que algo ocurrió: el príncipe de este reino la vio y se enamoró de ella.

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¡Llevadme hasta ella!, ordenó a sus lacayos. Y así lo hicieron. Y se conocieron y rieron y bailaron y se enamoraron y se casaron. Pero no vivieron felices. La malvada hermana pequeña de la princesa, Érika, iba a estropéarlo todo si alguien no lo remediaba.

Tras la boda, esta hermana comenzó a recibir sobrecitos llenos de fotografías y espeluznantes informaciones comprometedoras que hablaban de la oscura relación entre el príncipe y un archimillonario empresario textil, de un extraño y asqueroso síndrome que padecía la dinastía Borbona a la que pertenecía el príncipe, y de algunos hábitos insalubres y peligrosos.

Érika avisó a su hermana, pero el trepismo que padecía la nueva princesa hizo que no la hiciera caso de todo lo que contaba. Pero eso no paró a Érika y, poseída por la verdad, decidió no darse por rendida, no iba a bajar los brazos hasta conseguir apartar a su hermana de todo aquello de lo que ahora, a través de un anónimo, era conocedora.

Entonces comenzaron las amenazas, las llamadas a las tantas de la madrugada, los insultos, los menosprecios anónimos, las persecuciones de vuelta a casa del trabajo, los sustos, las bromas macabras en las que jugueteaban con la posibilidad de que a su hija la había pasado algo .Noche sí, noche también.

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Érika comenzó a adelgazar y a mostrarse nerviosa. Llegó a cogerse la baja de la productora donde trabaja como responsable de decorado. Estaba descentrada, medicada, ida. Solo se atrevió a contar a dos compañeros de trabajo lo que le estaba ocurriendo pero, evidentemente, no la creyeron. Los responsables de este acoso habían conseguido el primer objetivo de su plan, quizás el más difícil: todos pensaban que la hermana de la princesa había enloquecido.

Lo que venía después ya era coser y cantar: el departamento del CSID vinculado a la Casa Real entró en su apartamento. Acercaron el dedo de Érika al telar y cayó en un profundo sueño. A la mañana siguiente los trovadores del reino propagaron la nueva: La hermana pequeña de la princesa se había suicidado.

A Érika ningún príncipe le salvaría, había sido el príncipe el que la había matado.

Colorín colorado, el cuento se le había acabado.

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8 comentarios en “La hermana que no se suicidó. El cuento”

  1. Inquietante… los posts de Tovar son un soplo de aire fresco entre tibias reseñas musicales, notas de prensa condescendientes y monográficos de chulazos que no me levantan ni una ceja. Lo que daría porque esta espeluznante trama extramuros de palacio que relatas fuese cierta y salieran a la luz esos anónimos (aunque ya se encargaría Fernández Díaz de liquidar al mensajero). Ojalá , de ser ciertos, saltaran a la opinión pública y que esa verdad que dejas entrever, a lomos entre la fantasía, el deseo republicano y la podredumbre borbónica, terminara hiriendo de muerte a la infame institución monárquica, igual que los elefantes y las faldas acabaron con la leyenda del campechano.

    1. Hola DJ Farrow! Gracias por el halago, pero no estoy nada de acuerdo con la segunda parte de tu comentario. Empecé a escribir a aquí porque desde hace tiempo que sigo a Atroz y me flipaban sus artículos; la línea editorial, los contenidos o el tono que tiene a Atroz no lo vas a poder encontrar nunca en un medio convencional —financiado por publicidad—. Y para mí, lo hacen de puta madre. Un abrazo.

  2. Petra Delicado

    Esto esta mas visto que el TBO carino. Digamos que esta en la misma orbita de bulos para el populacho como el clan de la moraleja del crimen de Alcacer o el caso Arny. En todos ellos lo unico claro es que atufan a homofobia recalcitrante. O sea que como el otro es marikong con acento en la o, los servicios secretos matan a la hermana. Como si fuera el primer manflorita coronado y el bulo de su relacion con el empresario textil no fuera vox populi desde hace la tira, no te joe…

    1. Pues debo estar en una oscura caverna hetero, porque no tenía ni idea de que el empresario textil donante de equipos médicos para el cáncer entendiera… el rumor de Felipe siempre ha flotado en el ambiente, y eso que ha estado con algunas diosas, como Gwyneth Paltrow o la Sanun. Particularmente me entusiasma mucho más el bulo sobre Mariano, y me preocupa que no salga nunca a la luz (¿…pacto constitucional?). Con Maroto no tienen suficiente para demostrar que son un partido abierto, moderno y extraordinariamente tolerante con los colectivos LGTBI.

        1. Ya me parecía a mi, joder, que le gustasen tan mayores a Felipe… el de Arteixo está demasiado ocupado en evadir impuestos como para meterse en la cama de ningún principito, por muy ‘preparado’ que esté. Pues entonces ni puta idea de qué otro empresario textil puede ser!!!

  3. «Los posts de Tovar son un soplo de aire fresco entre tibias reseñas musicales, notas de prensa condescendientes y monográficos de chulazos que no me levantan ni una ceja». Vaya, vaya…

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