La última novela de David Leavitt

No debo ser el único al que alguna novela de David Leavitt le ha marcado; lees entradas de este blog y queda clarinete ( por ejemplo aquí). Soy de los que escriba lo que escriba, siempre me compro y leo sus libros y unas veces guay y otras lo mataba. En su carrera se marcó un antes y un después cuando pareció perder las inspiración, tras las dos novelas en las por primera vez sentí que había escrito algo malo sin paliativos; Junto al pianista y Martin Bauman. A partir de ahí, no me puedo quitar el recelo cada vez que empiezo a leerme una novela suya nueva porque evidentemente, es de mis escritores favoritos y me duele cuando no acierta. El edredón de mármol, su último libro de cuentos sí que era una maravilla. Y El cuerpo de Jonah Boyd, también, que podríamos considerarla su primera novela hetero porque la presencia de maricas es nula o no es importante para la trama. Parecía que su carrera volvía a las alturas y entonces sacó El contable hindú, un tochaco de casi mil páginas lleno de matemáticas y sexualidad reprimida inglesa pero con la pésima sensación que da estar leyéndolo y preguntarte…¿Pero qué me quiere contar Leavitt? ¿Donde quiere llevarme?  y al acabarlo, concluir:  no me ha llevado a ningún sitio y ha sido una auténtica perdida de tiempo.

davidCon el mal gusto en la boca y el recuerdo de haber estado días y días con un libro que solo sirve para ocupar hueco en tu estantería (mucho hueco, de hecho), Leavitt edita la que es su última novela; Los dos hoteles Francfort y solo puedo decir que GUUUUUUAAAAUUUUU.

Esta vez, sí. Vibrante,ágil, lúcida, decadente y llena de capítulos que hacen que cambies la opinión de los personajes cada vez que pasas página, Leavitt se ha ido a la Lisboa de la Segunda Guerra Mundial a situar a dos matrimonios que mezclarán sus vidas y más cosas que no debo contar si no quiero chafar el argumento. Lisboa es una de sus mayores bazas; si estás enamorado de la ciudad de la melancolía como lo está un servidor, esta novela te va a emocionar como pocas y la convierte en una nueva Casablanca (a la película me refiero, claro)

 

Maquetación 1La novela es además una bomba contra lo que significa el matrimonio y su construcción de mentiras, medias verdades, hipocresías, tolerancias y complicidades con lo malo que tiene tu pareja. Vamos, que dan ganas de darle una patada a tu novio (viendo en lo que se puede convertir) y quedarte soltera y entera pa toa la vida.

La novela camina hacia la perfección y entonces a Leavitt parece no valerle  una gran novela de manera usual y casi al final da un salto mortal con triple tirabuzón…Y la caga. La caga pero bien. Da la impresión de que el ego de querer ser un escritor más allá de lo convencional le ha jugado una mala pasada y de pronto el narrador y personaje principal de la novela se convierte en analista y novelista de su propia historia desde el futuro, en un giro que ni queda bien, ni se entiende ni está bien contado. Una verdadera pene.

¿Significa eso que es una mala novela? Qué va. Es buenísima y se disfruta mucho. Pero no te leas las últimas quince páginas, quédate en el momento en el que  toman el barco y ya. Y Leavitt tendrá que esperar para que volvamos a considerar una novela suya como «redonda»