Mortdecai: ¿por qué?

MortdecaiMortdecai se resume rápido: todo mal. Johnny Depp, insoportable. Gwyneth Paltrow, haciendo de sí misma. Ewan McGregor, no creyéndose en ningún momento que está interpretando. El único que se salva es Paul Bettany, capaz de ser tan camaleónico como el propio Johnny Depp pero sin necesidad de caer en el histrionismo nauseabundo de Johnny Depp.

David Koepp, ¿qué te ha pasado, chato? Mira que no es que tuvieras el listón muy alto pero, ¿de verdad era tan difícil volver a hacer una comedieta a la altura de Sin frenos? Porque igual ahí es donde habría que haberse inspirado, y no en la comedia británica cutre de los 90 (o sea, Monjas a la carrera).

Sí, vale, reconozcamos que el running gag del bigote tiene su gracia. Solo faltaría…

9 comentarios en “Mortdecai: ¿por qué?”

  1. Estoy encantao con la trayectoria del seňor Depp; ante la duda, si él sale en una peli ya se sabe que será una mierda.

        1. A mí en realidad «El llanero solitario» no me desagradó. Como me la había puesto tan de mierdaca pues, claro, ya no me esperaba nada y, mira, por lo menos pasé el rato…

  2. Hombre, ha sido un proyecto muy desafortunado para todos. La novela es bastante mala y sólo tiene de entretenido su título en español: «No me apuntes con eso». Y llevar a la pantalla un libro de hace casi cuarenta años del que en realidad sólo se acuerdan algunos sectores de la novela negra, no digo que esté mal, pero recurre a menos presupuesto y menos estrellas para no despedazarte, chocho.
    A mi Juan Profudoo nunca me ha engañado… siempre me ha parecido un actor tirando a normalito, que tuvo la suerte de salir en un par de pelis icónicas para mucha gente. De hecho lleva tiempo ganándose un Más de Mil Moscas. Es el equivalente en interpretación a los escritores con una verborrea muy florida: detalles, decoraciones, que distraen la atención de la falta de profundidad y talento.
    Y David Koepp… chico, tú has dirigido y/o escrito algunos buenos thrillers, pero yo después del guión de «La guerra de los mundos» no te vuelvo a dirigir la palabra.

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